Canapés, los reyes de la Navidad

Newsletter del 20 de diciembre de 2024

Cristina Alvarez, directora de Cocina Fácil
Cristina Alvarez

Directora de Cocina Fácil y periodista especializada en gastronomía

Canapes de Navidad
Cocina Fácil / RBA

¿Sabes cómo se llama sofá en francés? Canapé. ¿Y por qué los canapés (los que se comen) se llaman como un sofá? Pues porque los ingredientes se tumban sobre la base como una persona se recuesta en el sofá. Va en serio, ¿eh? Ese es el origen de su nombre. A la vez, canapé viene del latín canapeum, que era una tela que se usaba para cubrir y proteger muebles, de la misma manera que el relleno de un canapé cubre el pan o la base que lleve.

En Navidad, los canapés son los reyes del mambo. Y no pueden faltar en tu mesa. Calientes o fríos, básicos o sofisticados, en 5 minutos o más elaborados, en Cocina Fácil los tenemos todos para que también sean los reyes de tu Navidad.

Pero, ¿sabes cuándo nacieron estos pequeños bocados deliciosos?

Los canapés empezaron a hacerse famosos en Francia, en el siglo XVIII, en los banquetes de los nobles ricos, y los servían mientras esperaban que empezase el ágape para entretener al personal. Parece que Luis XIV, el Rey Sol, era un gran fan de estos bocados y los pedía en todos los eventos reales. Los chefs galos de la época fueron auténticos creadores de pequeñas obras de arte comestibles, con los ingredientes más selectos: foie, caviar, mariscos… Los canapés eran pequeñas dosis de lujo, algo así como unas tapas finolis, que marcaban el éxito (o el fracaso) de la comida.

La aristocracia española se sumó a la moda del canapé un tiempo después, a finales del siglo XIX, y no había fiesta, banquete o sarao de la alta sociedad que no tuviera su correspondiente servicio de canapés. El pueblo llano descubrió los canapés después de la Guerra Civil, ya convertidos en un “lujo” al alcance de todos. ¿Quién no recuerda esas bandejas de blonda repletas de cuadrados de pan de molde untados en las cremas más variadas (paté, sobrasada, queso, atún…) y una decoración de lo más kitsch (desde la clásica aceituna rellena hasta el pepinillo o la almendra salada, sin mencionar el trozo de piña. Qué manía con poner piña en todas partes…).

Hoy, todos los canapés tienen un hueco en nuestras mesas. Eso sí, deben cumplir una norma: han de poder comerse de un bocado (máximo dos). ¿Sabías que es de mala educación dejarse un canapé a medio comer? Según los más supersticiosos, trae mala suerte al anfitrión. Por el contrario, si se te cae un canapé al suelo, le darás buena suerte, ya que significa que estaba tan delicioso que no podías esperar a comerlo. Ojo, no vale tirarlo aposta.

Otras curiosidades sobre los canapés

  • Durante la Ley Seca, en Estados Unidos, los bares clandestinos servían canapés salados para que los clientes tuvieran más sed y consumieran más bebidas alcohólicas.
  • El canapé más caro del mundo se creó en el Reino Unido y contenía caviar beluga, langosta escocesa, carne de wagyu, trufa blanca y oro comestible. Toma ya, que no falte de nada... Cada canapé costaba unos 100 euros.
  • En 2013 un equipo de chefs en Italia creó el canapé más grande del mundo. Algo contradictorio, ¿verdad? Medía ¡más de 2 metros de diámetro! Tenía una base de pan rústico y una combinación de quesos, carnes frías y hierbas frescas.
  • Los canapés empezaron a aparecer en libros de cocina en el siglo XIX. El chef Marie-Antoine Carême, por ejemplo, incluyó recetas de pequeños bocados para banquetes en sus recetarios.
  • Durante la Primera Guerra Mundial, algunos chefs siguieron preparando canapés para los soldados, con pan duro y los pocos ingredientes que tenían a su disposición, como sardinas o mantequilla.

Está claro que los canapés no pueden faltar nunca. Y este año, tampoco.

Muchas gracias por estar al otro lado de la pantalla.

El viernes que viene, más. 

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