Son varios los libros que he leído en el último año cuyas historias se desarrollan en Finlandia. Los he disfrutado mucho porque están muy bien ambientados , y conocer en profundidad la cultura y las costumbres de ese país sin salir de casa es algo mágico. Sobre todo, los detalles sobre la gastronomía eran muy específicos, y eso me ha permitido hacerme una idea más aproximada sobre su curiosa cocina. Por ejemplo, he descubierto que el plato que suelen comer en Finlandia los jueves es un guiso llamado hernekeitto , que el acompañamiento más habitual es el pastel de zanahoria y arroz , que tienen un bollo dulce llamado pulla (delicioso, tienes que probarlo) y otro que se llama semla o semlor y está relleno de nata. La última receta que he descubierto es la protagonista de hoy: el pastel Runeberg, que al igual que esos libros estupendos, viene con una historia bajo el brazo. Aunque hay distintas versiones, la tarta debe su nombre al poeta finlandés del siglo XIX Johan Ludvig Runeberg, que tenía por costumbre tomarla para desayunar cuando su esposa se la preparaba. Considerado el poeta nacional de Finlandia y creador de la letra de su himno nacional, tiene también hasta su propio día: el 5 de febrero. Desde principios de enero hasta esta fecha, puedes degustar la tarta Runeberg en la mayoría de pastelerías finlandesas, pero el resto del año, salvo que te acerques a Porvoo, localidad donde vivió el poeta parte de su vida, no te quedará más remedio que hacerla tú mismo. Así que manos a la obra y prepárate para saborear esta mezcla única de almendras, cardamomo, jengibre y mermelada de frambuesa. Como verás, la receta no tiene mucho misterio, simplemente tomar buena nota de las cantidades y respetarlas, en especial la relativa al cardamomo. Esta especia, que no solemos ver en recetas dulces , le da un toque ligeramente cítrico y aromático muy especial, pero en exceso puede resultar algo cargante, como sucede con la nuez moscada o la canela, así que mejor no llegar que pasarte. Más bizcochitos individuales fáciles y ricos ¿Te apetece desayunar un bizcocho 100% casero? Estos bizcochitos de limón y tomillo son una auténtica delicia para el paladar. Su aroma inundará la casa en cuanto empieces a hornearlos. ¡Haz la prueba! Y del limón a la naranja, porque estos bizcochitos de naranja son de lo más vistosos y elegantes. Llevan merengue en la cobertura y están además cubiertos por rodajas de naranja confitada. Otra combinación con la que triunfarás es la de estos bizcochitos de zanahoria, crema de queso y pistachos . Un truco: como la zanahoria suelta mucho líquido, sécala bien con papel de cocina antes de incorporarlas a la masa. ¡No falla! Y por último, toma nota de esta sencilla (pero riquísima) receta de bizcochitos integrales con chocolate , para los que no necesitarás ingredientes complicados ni técnicas ultrasofisticadas. Llevan copos de avena y una crema de chocolate para untar al lado.