Venecia, años 30 del siglo XX. La condesa Amalia Nanni Mocenigo era clienta del Harry’s Bar, un céntrico local junto a la plaza San Marcos que regentaba Giuseppe Cipriani. El médico había recomendado a la condesa, que estaba baja de glóbulos rojos, que tomara carne cruda, y eso es lo que pidió para comer. Giuseppe le preparó un plato con finas láminas de solomillo de buey, un poco de mayonesa y unas lascas de queso parmesano.
A la condesa le encantó el plato y le preguntó a Giuseppe cómo se llamaba. Y él se lo inventó. Bueno, en realidad le puso el nombre de un pintor, Vittore Carpaccio. ¿Por qué? Pues porque Giuseppe, que era un apasionado de la pintura renacentista italiana, recordó que en esos días había una exposición del pintor en Venecia y los colores del carpaccio, rojo y amarillo, le recordaron la paleta habitual del artista.
No fue la única vez que Giuseppe se inspiró en un pintor para poner nombre a una de sus creaciones. El cóctel Bellini (una delicia muy refrescante, de melocotón), famoso en el mundo entero, también lo inventó él y lo bautizó con el nombre del pintor Giovanni Bellini porque el color de la bebida le recordaba a su pintura. Ya lo ves, arte y mesa van de la mano.
Vuelvo al carpaccio. El original es de carne, preferiblemente de buey o de tenera de la mejor calidad (no hay que olvidar que se come cruda). Pero, por simpatía, llamamos carpaccio a cualquier plato de carne, pescado, marisco, setas, vegetales... cortados a láminas muy finas y aliñados con salsas o toppings adaptables al gusto del consumidor. He seleccionado para ti los mejores carpaccios de Cocina Fácil.
Uno de mis carpaccios preferidos es el de bacalao. Solo bacalao y tomate: tremendamente fácil de preparar y tremendamente exquisito. El carpaccio de gambas le sigue de cerca, con pistachos y tomate seco. Es mi favorito cuando quiero quedar bien. Eso sí, compro la mejor gamba fresca de la pescadería, y aunque no es un plato barato, tampoco es tan caro como podrías pensar (con 5 o 6 gambas te sale un carpaccio de campeonato).
Desde luego, es mucho más barato que el carpaccio del Harry's Bar (casi 50 € una pequeña ración). El local sigue abierto en Venecia y está regentado por descendientes del primer propietario. Y es que el clan Cipriani tiene hoy en día un imperio hotelero y de restauración, con restaurantes en todo el mundo, dos de ellos bien cerquita: en Marbella e Ibiza.
Muchas gracias por estar al otro lado de la pantalla.
El viernes que viene, más.
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