Receta: tarta de queso a la vainilla
Cada año, a mediados de septiembre, con motivo de las fiestas de mi barrio, los vecinos de mi escalera organizamos una cena en la calle. Montamos una mesa larga y cenamos juntos, un pa amb tomàquet con embutidos y tortillas de patata. El menú se repite año tras año, pero a la hora del postre, siempre hay algún/a vecino/a que prepara un dulce para todos. Este año fueron Montse y Pere los que se animaron y coincidieron, por casualidad, en hacer tarta de queso.
La de Pere era la tarta de queso fría, con base de galleta y mermelada de fresa por encima. Y la de Montse, una versión de la tarta de queso de La Viña. Las dos estaban buenísimas, pero la de Montse era realmente espectacular. Cremosísima y de sabor suave, se deshacía en la boca. Tanto es así que le pedí la receta, y hoy la quiero compartir contigo.
"La saqué de Internet –me dijo Montse–, pero yo le añadí mi toque personal". Pues claro, de eso se trata. Ya lo dice Bea Roque, bloguera apasionada por la repostería y autora de un libro sobre este postre: una tarta de queso es "como un lienzo en blanco" donde el queso puede ser la pareja de baile de muchos otros ingredientes: café, frutos secos, dulce de leche, chocolate, frutas... Por eso "hay tantas tartas de queso como personas".
Y yo añado: "no hay país sin tarta de queso". La New York cheesecake americana o la tarta de queso japonesa (o cotton cheesecake) son dos ejemplos archiconocidos, pero hay otras tartas de queso menos famosas (quizás totalmente desconocidas) que se merecen un puesto en el ránking de las mejores del mundo. Sin salir de Europa, estas cuatro por lo menos:
Igual el año que viene preparo una de estas para la cena de la comunidad. Desde aquí, mando un abrazo a mis queridos vecinos.
Muchas gracias por estar al otro lado de la pantalla.
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