No me gusta tirar comida. Yo soy de la vieja escuela, me inculcaron que lo que hay en el plato hay que comerlo y que la comida no se tira. "Hay mucha gente que no tiene nada para comer", me decía mi abuela cuando veía en mí un amago de no acabarme el plato.
También la recuerdo, cuando inevitablemente tenía que tirar un pedazo de pan (porque estaba más duro que un ladrillo), dándole un beso antes de echarlo al cubo de la basura. Y yo... te confieso que también lo hago. Y así me acuerdo de ella. Aunque, siempre que puedo, utilizo el pan duro para hacer alguna otra receta, como los borrachinos asturianos, el pudin de manzana y pan o el flan de pan duro, que, por cierto, está de vicio.
Pero como no solo de pan vive el hombre, trato de aprovechar todo lo que me sobra en la mesa. Sin ir más lejos, el otro día preparé croquetas... ¡de paella! Y unos días más atrás transformé un resto de tarta de queso en unos sándwiches dulces con galletas Lotus. Y bien buenas y buenos que estaban.
Recetas de aprovechamiento, que le llaman. Bueno, los más moderniquis también utilizan términos como trash cooking (la traducción literal sería cocina de basura, muy poco apetecible, ¿verdad?) o zero waste (cero desperdicio, este está mejor). Pero, seamos sinceros, es lo que han hecho nuestras madres y abuelas toda la vida: cocinar con las sobras. Un poco de esto, un poco de aquello, aprovecho eso de más allá y te pongo un plato en la mesa que se te ponen los ojos en blanco y no te enteras de que es lo mismo de ayer, pero de otra manera.
Pues sí, ojalá siguiéramos mejor sus pasos, porque ¿sabes cuánta comida se desperdicia en España por persona al año? Casi 70 kilos de alimentos. Es verdad que los datos han "mejorado" un poco en el último año, pero lo pongo entre comillas porque aunque estamos en el camino, aún siguen siendo malos datos. Muy malos.
Por eso está previsto que, el 1 de enero de 2025, entre en vigor la ley de prevención de la pérdida y del desperdicio alimentario, por el momento preventiva, pero que contempla multas de hasta 60.000 euros para los establecimientos que tiren comida. La idea es que donen (a clientes u ONGs, por ejemplo), los alimentos "en condiciones de consumo" que no vayan a utilizar.
Eso sí, de puertas adentro, cada uno en su casa sabrá lo que hace... Yo, croquetas de paella, sándwiches de cheesecake... y lo que venga.
Muchas gracias por estar al otro lado de la pantalla.
El viernes que viene, más.
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