Las monjas siempre han sido una fuente enorme de recetas dulces. En todos los países del mundo, los conventos han sido y son productores de gran cantidad de postres. En Italia, por ejemplo, preparan la tarta de las monjas, un bizcocho sin gluten delicioso. En España, las rosquillas, los huevos nevados, el bizcochón del fraile, las yemas de Santa Teresa, o las tetas de monja son clásicos dulces de convento que también puedes preparar en casa. Igual que el manjar de monjas, una crema dulce, similar a unas natillas pero con sabor a arroz con leche, muy fácil de preparar.
Hoy, sin embargo, la receta que te traemos no es de un postre para comer, sino de un cóctel para beber. Conocido como leche de monja, según cuenta la leyenda, fueron las monjas de los conventos de clausura peruanas las creadoras de esta bebida que preparaban de manera exclusiva para los obispos.
¿Cómo se prepara la leche de monjas?
Si te ha despertado la curiosidad este cóctel artesanal, debes saber que, además de ser muy fácil de preparar, solo necesitas ¡con 5 ingredientes! Uno de ellos, como verás, es el pisco, un destilado de uva tradicional de Perú y Chile, utilizado principalmente para la preparación de cócteles como el Pisco Sour o el Chilcano. El pisco es un licor transparente o ligeramente amarillento, con un sabor afrutado.
La leche de monja es una receta que no tiene ninguna complicación, y que cualquiera puede preparar en casa siguiendo unos sencillos pasos y teniendo a punto los ingredientes necesarios: leche, huevo, azúcar, vainilla y pisco. ¿No dispones de este licor en casa? No te preocupes, puedes sustituirlo por ron, por ejemplo. Yo también lo he probado con licor de anís y me encanta.
Eso sí, si quieres hacer la receta tal como parece que la elaboraban las monjas para los obispos, hazte con una botella de pisco y reproducirás el sabor auténtico de la receta. Esta bebida es una muestra de cómo la tradición culinaria peruana está llena de historia. Aunque su origen exacto sigue siendo incierto, lo que sí es seguro es que se ha transmitido de generación en generación, convirtiéndose en un cóctel muy típico que muchos quieren probar.
Su textura y dulzura la hacen perfecta para quienes disfrutan de combinaciones cremosas y con un sutil toque alcohólico. A diferencia de otros cócteles, la leche de monja no es una bebida fuerte, sino más bien una opción delicada que realza los sabores de sus ingredientes.
- Para que quede con esa consistencia cremosa tan característica, el secreto está en utilizar leche evaporada, a la que además se le agregan unos huevos, azúcar, esencia de vainilla, y un chorrito de pisco. Servido con hielo es toda una delicia.
- Para preparar esta receta solo necesitas batir los huevos con el azúcar y la vainilla, agregar la leche evaporada y el pisco poco a poco, y luego enfriar la mezcla antes de servirla con hielo. En cuestión de minutos tendrás un cóctel cremoso y lleno de sabor.
- Tendrás una bebida súper refrescante en sólo 3 minutos, con muy poquitos ingredientes ¡más fácil imposible! Lo mejor de todo es que gracias a su originalidad, podrás sorprender a tus invitados con una sencilla receta de cóctel.