Si hablamos de pizza casera, la fermentación lenta es el secreto que separa una base mediocre de una digna de aplauso y admiración. Si hay alguien sobre la faz de la tierra que sabe de masas, ese es Paul Hollywood, el mediático maestro panadero británico que ha hecho historia con su habilidad para convertir harina, agua y levadura en obras maestras.
“La paciencia es el ingrediente más importante para una pizza perfecta”, afirma Hollywood, y desde que sigo su consejo, no hay nadie que se resista a mis pizzas caseras. Preparadas con mimo y cariño y siempre con una buena cantidad de salsa de tomate casera y orégano, desatan oleadas de aplausos cada vez que llegan a la mesa, pero amigos… Esa ya es otra historia.
La clave está en permitir que la masa repose el tiempo necesario para desarrollar todo su sabor y textura. Al hacerlo, se consiguen esas burbujas de aire que hacen que la pizza sea esponjosa por dentro y crujiente por fuera. Y no lo digo solo yo, Hollywood asegura que una fermentación larga, de nada menos que 24 horas, marca la diferencia en lo que a masas se refiere. Su técnica, aunque simple, tiene algo de mágica, y eso es lo que hace que las pizzas de Paul Hollywood sean, para muchos, las mejores del mundo.
Pero lo mejor de todo es que esta técnica de leudado no interfiere en la cobertura de la pizza, permite personalizarla al gusto. Desde una clásica margarita hasta una extravagante combinación con ingredientes gourmet, la base es el lienzo perfecto para tu creatividad. La masa se estira con facilidad, y si sigues estos consejos, te aseguro que nunca más querrás pedir pizza a domicilio. “Con la masa adecuada, cualquier ingrediente brilla”, dice Paul, y te aseguro que yo no puedo estar más de acuerdo.
5 consejos clave para una pizza casera perfecta
- Fermentación lenta y paciencia infinita
Hollywood recomienda dejar reposar la masa en la nevera durante al menos 24 horas. Este proceso no solo mejora el sabor, sino que también facilita el manejo de la masa. - La proporción justa de agua y harina
Para conseguir una masa flexible y suave, usa una proporción de agua superior al 60 % del peso de la harina. Esto ayuda a crear una textura ligera y aireada. - No escatimes en el amasado
Amasa durante al menos 10 minutos. “No tengas miedo de ensuciarte las manos”, aconseja Hollywood, ya que el amasado vigoroso es clave para desarrollar el gluten. - Temperatura del horno al máximo
Calienta el horno al máximo posible, entre 250-280 °C, y si tienes una piedra para pizza, úsala. Esto garantiza una base crujiente y bordes dorados. - El toque final de aceite de oliva
Justo antes de servir, rocía la pizza con un chorrito de aceite de oliva virgen extra para potenciar el sabor. “Este pequeño gesto hace que todo sepa mejor”, comenta el chef.
Os comparto un truquito que siempre utilizo cuando preparo pizza y que os aseguro que funciona a la perfección. Aunque no suele sobrar nada cuando la pizza es tan buena, si eso por circunstancias del destino ocurre, te recomiendo conservar las porciones en un recipiente hermético en la nevera. Al recalentar, utiliza una sartén antiadherente a fuego medio con tapa, sin añadir aceite. Esto revive la textura crujiente de la base sin secar el queso. En casa, esta técnica me ha salvado más de una cena improvisada, y a mis niños les encanta.
Una última recomendación, de cosecha propia, para que la pizza os salga de primera categoría consiste en no añadir demasiada harina mientras trabajas la masa, ya que podría volverse demasiado densa. Lo ideal es que sea ligeramente pegajosa al principio, pero que se va suavizando con el amasado. A mi me funciona y en el resultado final se nota un salto de calidad.
Anímate a preparar tu propia pizza casera, esponjosa y crujiente. Recuerda que el secreto de Paul Hollywood está en los detalles, pero el toque final lo das tú, amolda los ingredientes a tu gusto y al de tus comensales y el triunfo está más que asegurado. Atrévete a probar estos consejos y convierte tu cocina en una auténtica pizzería. Al ataque y manos a la masa.