Este noviembre, National Geographic ha elegido la encantadora localidad de Frías, ubicada en la provincia de Burgos, como el destino ideal para disfrutar del otoño, destacándolo como un lugar lleno de historia.
Aunque por sus dimensiones parezca un pueblo, tiene derecho de ser considerado ciudad, por eso Frías obtuvo el título de ciudad en 1435, gracias a Juan II de Castilla. Desde su castillo hasta sus casas ubicadas sobre la roca, el paisaje ofrece una vista impresionante del valle de Tobalina, creando un ambiente que invita a los visitantes a explorar su casco histórico y a disfrutar de su cultura.
Además de su impresionante patrimonio arquitectónico, Frías se sitúa en un entorno natural perfecto para aquellos que buscan una escapada única. Los viajeros pueden visitar su puente medieval sobre el Ebro o acercarse a lugares cercanos como el Monumento Natural de Ojo Guareña y el mirador del Salto del Nervión, donde se unen los colores del otoño, con sus cascadas. Pero lo que realmente completa la experiencia de Frías es su rica gastronomía, que te brinda un viaje a los sabores auténticos de la región de Burgos, a través de platos tradicionales que reflejan su herencia culinaria.
Hoy desde Cocina Fácil, te invitamos a explorar algunos de los platos más emblemáticos de Frías que los visitantes no pueden perderse. Desde las irresistibles tapas de cojonudos y cojonudas hasta el exquisito lechazo al horno con patatas y setas. Y para finalizar, te presentamos una receta de bizcocho esponjoso de las monjas clarisas, un tesoro de la repostería local que sin duda gustará a todos aquellos quienes busquen llevarse un pedacito de Frías a casa. ¡Descubre cómo preparar estas recetas llenas de sabor y tradición!
1. Cojonudos y cojonudas
Los cojonudos y cojonudas son una de las tapas que más representan a Burgos, perfectas para disfrutar en cualquier bar o taberna de la ciudad o prepararlas en tu casa. Estas deliciosas tapas consisten en rebanadas de pan tostado, coronadas con un huevo de codorniz frito y, dependiendo del tipo, una rodaja de chorizo (cojonudos) o de morcilla de Burgos (cojonudas).
Su origen se remonta a las tradiciones gastronómicas de la región, donde la morcilla es uno de los ingredientes estrella. A menudo, se acompañan con tiras de pimiento asado, lo que añade un toque especial al plato. Perfectos como aperitivo, los cojonudos y cojonudas son un símbolo de la buena comida de Burgos y una opción deliciosa que refleja la esencia de la cocina de la ciudad.
2. Lechazo al horno con patatitas y setas
El lechazo al horno es un plato tradicional de la gastronomía de Castilla y León, y en Burgos se prepara con corderos lechales criados en la región. Este plato, que se cocina lentamente en el horno, permite que la carne pase a estar tierna y sabrosa, mientras que la piel se dora hasta quedar crujiente.
Normalmente, el lechazo se sirve con una guarnición de patatas, setas y castañas, todo ello bañado con un chorrito de coñac que realza aún más su sabor. La técnica de cocción, que incluye varios horneados a diferentes temperaturas, garantiza que cada bocado de este plato sea una explosión de sabores. Esta receta además de estar deliciosa, también es una tradición que representa la cultura agrícola de la región, perfecta para disfrutar en una comida familiar o en celebraciones especiales.
3. Bizcocho esponjoso de las monjas clarisas
El bizcocho esponjoso de las monjas clarisas es un postre típico de Burgos que ha sido elaborado por generaciones en el Monasterio de Nuestra Señora del Espino. Este bizcocho destaca por su textura esponjosa y su sabor a nueces, que le dan un toque especial y crujiente.
La receta, que incluye ingredientes simples como mantequilla, huevos y nueces, se ha transmitido entre las monjas a lo largo del tiempo, convirtiéndose en un símbolo de la repostería burgalesa. Lo que le da el toque único que hace que este bizcocho sea irresistible, es que se le añade un chorrito de ron a la mezcla. Servido en rebanadas, es el dulce perfecto para acompañar un café o té y representa una forma deliciosa de disfrutar de uno de los postres de la tradición de Burgos.
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