No hay nada como los postres de siempre, los que evocan recuerdos de la infancia y llenan la casa con un aroma inconfundible. La tortilla dulce es uno de esos clásicos que, sin pretensiones, consigue enamorar a cualquiera. ¿Por qué complicarse la vida buscando postres rebuscados cuando b asta con unos huevos, un poco de azúcar y unas sencillas fresas frescas para triunfar? Es un ejemplo perfecto de que lo sencillo también puede ser lo mejor. Además, se prepara en un abrir y cerrar de ojos. Pocos ingredientes, un ratito corto en la cocina y a la mesa. Perfecto si estás buscando un postre rápido y delicioso. Y con toda la fuerza de la cocina tradicional. La tortilla dulce es un postre que, s eguramente, tu abuela, al igual que la mía, preparaba alguna vez, aunque en casa la llamábamos “tortitas” o “panqueques”. Lo mejor es que sigue siendo tan práctico como entonces, sin necesidad de batidoras de última generación ni técnicas sofisticadas. Es un plato humilde, eso nadie lo pone en duda, pero con ese toque casero y familiar que tanto nos gusta. Además, la receta es tan versátil que puedes adaptarla a tu gusto sin tener el menor de los problemas, más esponjosa si te gusta con extra de harina o finita si prefieres que se parezca más a una crepe. Lo importante es que siempre queda deliciosa, sobre todo cuando se acompaña con un almíbar suave y fresas frescas. Con esta receta tienes el éxito asegurado. Lo bueno de las recetas tradicionales es que permiten infinitas versiones . Esta tortilla dulce es un clásico reinventado que lleva almíbar con menta y fresas, pero puedes personalizarla como más te guste. ¿No tienes fresas? Usa plátanos, melocotones o cualquier fruta de temporada. Si te apetece una opción sin azúcar, puedes eliminar el almíbar y optar por yogur natural sin azúcar o queso fresco batido como acompañamiento. También puedes añadir frutas como arándanos o frambuesas para darle un toque de frescor y color. Si te gusta el chocolate, un poco de cacao en polvo espolvoreado por encima también queda de lujo. Si tienes niños en casa , pueden participar en la elaboración, les encantará batir los huevos o doblar las tortitas, convirtiendo la cocina en una divertida actividad familiar. Lo que hace especial a este postre es su simplicidad. Es ese tipo de receta que puedes preparar cualquier día , sin complicarte demasiado. Además, es perfecta para las reuniones familiares o para disfrutar de una merienda improvisada. No se necesitan ingredientes extravagantes ni habilidades de chef profesional. Es la cocina en su estado más puro: simple, efectiva y deliciosa.