Torta de nata gallega: la tarta de bizcocho más dulce y cremosa, receta de la abuela

La torta de nata gallega lo tiene todo. Es esponjosa, suave y está embebida en una riquísima nata cocida que rebosa cuando la muerdes. Te enseñamos a preparar esta delicia.

Marta Sánchez
Marta S. Galindez

Periodista especializada en gastronomía

Torta de nata gallega
Istock
8 personas
70 min

5

(1 voto)

Temporada:

Todo el año

Técnica:

Horno

Tipo Plato:

Postres

Precio:

€ €

Dificultad:

Media

La repostería de Galicia es famosa internacionalmente. Y entre sus deliciosos dulces, la torta de nata gallega tiene un lugar de honor por su delicada textura y su exquisito sabor. Prepararla no es complicado, aunque requiere un buen control de las cantidades y los tiempos para obtener una masa perfecta. Si sigues la receta paso a paso, no fallarás.

El punto que diferencia a esta torta de otros bizcochos rellenos es su increíble cobertura: una salsa de nata cocida y dulce que se vierte por encima y la empapa por completo. Los orificios típicos de este dulce permiten que se introduzca por la miga, creando un conjunto de textura y sabor que no tiene igual. ¿A que apetece probarla? 

Ingredientes paraTorta de nata gallega: la tarta de bizcocho más dulce y cremosa, receta de la abuela

  • 350 g de harina para repostería
  • 60 g de azúcar
  • Una pizca de sal (2 g)
  • 1 sobre de levadura de panadería en polvo (6 g)
  • 150 ml de leche entera
  • 1 huevo grande
  • 70 g de mantequilla
  • Para la cobertura
  • 200 ml de nata para montar
  • 50 g de azúcar

1. Mezcla los ingredientes por separado

En un bol grande, tamiza y mezcla perfectamente la harina para repostería y la levadura seca. Aparte, pon la leche en otro bol y añade los 60 g de azúcar. Bate el huevo e incorpóralo, mezclando todo bien. A continuación, añade la mantequilla en pomada y la sal. Mezcla con las manos o el robot de cocina hasta obtener una pasta uniforme.

2. Prepara la masa

Haz un hueco en el centro del bol con la harina y la levadura. Vierte la otra mezcla en el hueco, poco a poco. Después, utiliza una cuchara o una espátula para integrarlo todo despacio. Sigue amasando con las manos hasta que la masa se despegue del bol; entonces, pásala a la encimera enharinada y trabájala a mano durante 10 minutos. Coloca la masa en un bol y tápala con un trapo limpio. Guárdala en el horno apagado y frío durante unos 30 minutos.

3. Alisa la masa y deja fermentar

Transcurrido el tiempo, vuelve a enharinar la encimera y pon la bola de masa encima. Usa un rodillo para alisarla hasta obtener una lámina circular de unos 15 mm de espesor. Ponla en una fuente forrada con papel sulfurizado y vuelve a meterla en el horno para que fermente: espera a que doble su volumen.

4. Prepara la cobertura

Mientras la masa fermenta, ponte con la cobertura. Vierte la nata en un cazo, añade los 50 g de azúcar y ponla a calentar a fuego medio-bajo. No dejes de remover para que no se pegue al fondo; estará lista cuando haya reducido y espesado, y haya adquirido un tono más intenso y amarillento. 

5. Hornea la torta

Precalienta el horno a 180° con calor arriba y abajo. Forra un molde circular con papel de horno; si es desmontable, te será más fácil sacarla después. Pon la masa dentro y presiona con el dedo en distintos puntos, por toda su superficie, hasta tocar el fondo. Hornéala durante 15 minutos; cuando esté doradita, pínchala con un palillo para ver si está cocinada por dentro. Sácala y ponla a atemperar sobre una  rejilla. Si los agujeros se han cerrado, presiona con el mango limpio de un cuchillo de mesa para volverlos a hundir. 

6. Termina con la cobertura

Vierte la cobertura por encima de la torta hasta que todos los orificios rebosen, y quede completamente cubierta. Espera a que absorba la crema y añade más; la idea es que se empape bien. Deja que se enfríe durante 1 hora a temperatura ambiente, y si quieres, cúbrela con azúcar glas. ¿Te ha sobrado cobertura? Ponla en una jarrita y acompaña la tarta con ella. 

La torta de nata gallega tiene sus raíces en la ciudad de Vigo, de donde se ha exportado al resto de España e incluso fuera de nuestras fronteras. Su textura esponjosa y el sabor de la crema de nata cocida que la impregna son las claves del éxito de este dulce, que se puede degustar en algunas pastelerías clásicas de la ciudad. Además de "torta de nata", también se la conoce como torta de chapela (por su forma, parecida a la de una boina) o torta imperial.

El secreto de su preparación está en controlar la cocción de la crema de nata, evitando que se pegue y logrando esa textura untuosa tan característica. Pero también es importante conseguir un bizcocho esponjoso y ligero, capaz de absorberla y mantenerla en el interior. Al parecer, la receta original se inventó en la localidad de O Porriño hace unos 20 años para ser "adoptada" por las pastelerías más importantes de Vigo. Una de ellas, la Pastelería Imperial, es la responsable de su otro sobrenombre.

La torta de nata no tiene nada que ver con otros dulces gallegos, como la famosa tarta de Santiago. La primera es ligera y esponjosa, y la segunda más compacta por su contenido en almendra (e igualmente deliciosa). Pero aún hay más: no dejes de probar la torta de maíz o de Guitiriz, la bica gallega o las famosas filloas gallegas o frisuelos, y descubrirás una repostería de altísimo nivel.

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