La tarta San Marcos tiene siglos de historia. Es una de las más tradicionales de nuestra reposteria. Su nombre se lo debe al convento de San Marcos de León y el origen de la tarta tiene dos teorías. La primera teoría cuenta que la tarta se debe al homenaje que los monjes del monasterio hicieron a la infanta que lo visitó. La segunda, cuenta que la tarta se creó como un homenaje a los peregrinos que llegaban al monasterio durante su travesía hacia Santiago de Compostela. Los monjes, conocidos por su hospitalidad, querían ofrecer un postre especial para recompensar el esfuerzo de los viajeros. En cualquier caso, lo que está claro es que la tarta se inventó como un regalo, y realmente sigue siendo un regalo para el paladar, porque es uno de los pasteles más finos y elegantes que tenemos en nuestro recetario. La tarta San Marcos se elabora con varias capas de bizcocho esponjoso empapado en almíbar para darle una textura húmeda y jugosa. Entre estas capas se alternan capas de nata montada y/o trufa (nata con chocolate). Sin embargo, lo más característico de esta tarta es su cobertura de yema tostada , una crema dulce a base de yema de huevo y azúcar que le otorga un delicioso sabor a caramelo quemado. Es una tarta laboriosa pero no difícil de hacer. Y uno de los secretos es montar bien la nata. Mira en nuestro vídeo la técnica para hacerlo. Otras versiones de la tarta de San Marcos: