La sopa de ajo o sopa castellana es un clásico de la gastronomía española que nunca pasa de moda. Es una receta tradicional y humilde, que lleva muy pocos ingredientes. Tradicionalmente incluye ingredientes como ajo, pan, huevos y pimentón. Es una sopa sustanciosa y caliente que a menudo se consume en invierno, ya que proporciona calor y energía. El origen exacto de la sopa de ajo no está claramente definido, pero se cree que su historia se relaciona con la cocina de las comunidades rurales y trabajadores en la región de Castilla, donde los ingredientes básicos eran fáciles de encontrar. A lo largo del tiempo, la receta ha evolucionado y adaptado a diferentes variantes regionales, pero la esencia de la sopa de ajo como una sopa reconfortante y nutritiva ha perdurado. Aunque se puede tomar durante todo el año, cuando más apetece es cuando hace frío, en otoño y en invierno. En nuestra receta de hoy, variamos un poco la textura de la sopa de ajo tradicional y la presentamos en formato crema, decorada con un crujiente de cecina que le va muy bien.