Lo primero que pensé cuando probé por primera vez estos saquitos fue: “¿Y esto por qué no lo he hecho antes?” Y es que tienen todo lo que uno le pide a un entrante de fiesta: son fáciles, rápidos, originales, y encima, están de escándalo . Con una buena morcilla, un poco de mermelada de cebolla y un toque de horno, el resultado es un bocado crujiente por fuera y cremoso por dentro que enamora a cualquiera que se siente a la mesa. Si tienes invitados y quieres empezar con algo que saque una sonrisa general, apunta esta receta porque no falla. Estos saquitos de morcilla son, además, un ejemplo perfecto de cómo con muy pocos ingredientes se puede conseguir un plato con mucho empaque . No necesitas complicarte la vida: la pasta brick lo envuelve todo con elegancia, los piñones aportan ese toque crujiente y la mezcla de sabores entre dulce y salado es pura magia. Si te animas a prepararlos, no hace falta ser ningún chef, el horno hace prácticamente todo el trabajo por ti. En casa ya son un clásico. Los suelo preparar en cenas informales con amigos, de esas de picoteo relajado y buena conversación. Siempre hay alguien que pregunta: “¿Y esto cómo lo has hecho?” Y lo mejor es ver su cara cuando le digo que no tardé ni media hora . Así que, por experiencia propia, te aseguro que esta receta tiene mucho de sencilla… y mucho de efectiva. Una receta perfecta para quedar de diez con el mínimo esfuerzo Una de las grandes ventajas de estos saquitos, más allá de su sabor, es lo prácticos que resultan. Puedes dejar el relleno preparado con antelación , incluso formar los saquitos unas horas antes y tenerlos en la nevera, listos para hornear justo antes de servir. Así te olvidas de líos de última hora y disfrutas del aperitivo como un comensal más. Y si te apetece jugar con los ingredientes, también puedes hacerlo. La morcilla de arroz funciona genial, pero también puedes probar con una de cebolla o incluso con una versión vegetariana usando setas salteadas. La mermelada de cebolla puedes sustituirla por una de higos o de manzana, y los piñones por nueces picadas. Lo bueno de esta receta es que admite versiones sin perder su esencia. Así que ya lo sabes, si quieres un entrante espectacular pero que no te obligue a pasar horas en la cocina, estos saquitos de morcilla son tu as bajo la manga. Te prometo que te los van a pedir más de una vez . Y lo mejor de todo, es que tú sabrás que el secreto está en su sencillez. ¿Te animas a prepararlos?