Aunque la receta tradicional de las polkas lleva únicamente el hojaldre y el glaseado, se pueden encontrar diferentes variedades con rellenos diversos. Pueden llevar crema pastelera, cremosa y dulce, o un delicioso chocolate, mermelada de distintas frutas o, incluso, crema de almendras o de avellanas.
El hojaldre, el ingrediente estrella
Dentro del imperio de las masas que se utilizan en repostería, el hojaldre le gusta a grandes y pequeños por su textura especial, ligera y crujiente. Lo bueno es que sirve tanto para postres como las polkas de Torrelavega como para preparaciones saladas como las empanadas o las caracolas rellenas (de jamón y queso, por ejemplo).
El origen del hojaldre es remoto, ya que se elabora desde tiempos muy lejanos, y aunque ha ido evolucionando, su esencia se mantiene intacta. Sin embargo, no es una masa fácil de elaborar.
Cómo elaborar un buen hojaldre
A partir de una mezcla de harina, agua y sal, se obtiene una masa de aspecto homogéneo. Después se incorpora una buena cantidad de mantequilla fría y se amasa hasta lograr la textura y consistencia deseada.
El siguiente paso en la elaboración del hojaldre es el laminado, que se consigue estirando y doblando la masa, proceso que hay que repetir, como mínimo, unas ocho veces. Se van formando así varias capas finas que después, al hornear la masa, se despegan dando lugar a la tradicional textura hojaldrada.
Aunque ya has terminado de elaborar el hojaldre, aún queda una última cosa: debes conservarlo en la nevera hasta que lo quieras utilizar, ya que de esta forma no pierde su consistencia.
Si te ha gustado la receta de las polkas de Torrelavega, un postre elaborado con hojaldre, seguro que te encantará probar los sacristanes de Liérganes o las pantortillas de Reinosa.