Conocí el kéfir hace muchísimos años, cuando un amigo de mi padre le dio una muestra para que lo hiciéramos en casa. Originaria de las montañas del Cáucaso esta bebida fermentada consumida desde hace años , nos resultó curiosísima. De aspecto similar al requesón, era de lo más delicada y necesitaba conservarse en frío. Su elaboración conllevaba todo un ritual: además de los gránulos del kéfir requería leche, un colador que no fuera metálico y un paño para cubrirlo. Al tratarse de una fermentación, la higiene también era un punto importante que requería mucha atención. Su nombre proviene de los gránulos con los que se fermenta la leche para obtener el también conocido como yogur búlgaro, aunque no es yogur . La diferencia entre ambos se encuentra, además de en su textura y en su proceso de fermentación, en que el kéfir es más líquido que el yogur. Su alto contenido en diferentes bacterias, hace que el kéfir posea propiedades beneficiosas para la salud, en especial para la salud intestinal ya que mejora el proceso digestivo, reduce el estreñimiento y es una buena ayuda en algunos casos de gastritis. En la actualidad lo puedes encontrar en el supermercado sin problema y en distintos formatos, desde las variedades tradicionales hasta otras con sabores, así que no tienes excusa para animarte a hacer este bizcocho rico y esponjoso. Es tan fácil como mezclar los ingredientes, hornearlo, dejar enfriar y decorar con mermelada y coco rallado, o la cobertura que tú prefieras. Por si te ha picado el gusanillo, te diré que también puedes utilizar el kéfir en otras elaboraciones, como por ejemplo en un bol acompañado de cereales y frutas, o como ingrediente principal de los batidos de frutas. También está muy rico en salsas, donde puedes utilizarlo como sustituto del yogur ; tan fácil como mezclar 1 taza de kéfir con hierbas aromáticas, un diente de ajo, una cucharada de zumo de limón, pimienta y sal. Otra opción es usarlo como complemento de cremas, como es el caso de la crema de remolacha. Más bizcochos esponjosos y muy apetecibles El bizcocho genovés sirve de base para otros muchos y se elabora con solo tres ingredientes: harina, huevos y azúcar. Es tierno y esponjoso y, además, puedes rellenarlo de mermelada para darle un toque más especial. El bizcocho de zanahoria y nueces lleva menos tiempo con nosotros pero las redes sociales han hecho que, desde hace unos años, el famoso carrot cake americano haya irrumpido con fuerza en España y sea ahora uno más en los mostradores de las pastelerías. Otro muy popular es el red velvet , un bizcocho con masa de vibrante color rojo y textura tierna y esponjosa que además está riquísimo. Aunque a priori parezca algo complicado, no lo es tanto, y te resultará todavía más fácil si sigues las instrucciones de esa videorreceta. Para los amantes del chocolate, este bizcocho de chocolate blanco que se acompaña de una deliciosa salsa de frutos rojos, será el broche de oro para una comida, cena o incluso merienda especial. Quédate con la receta de la salsa porque seguro que la utilizas en otros postres. Este jugoso bizcocho de limón decorado con fresitas te hará quedar fenomenal cuando des una merienda en casa. Es sencillo, suave y muy sabroso. Si lo prefieres puedes añadirle otras frutas como frambuesas o arándanos. Si te gusta la combinación del sabor dulce de la leche condensada y el toque tropical del coco, el bizcocho 4 tazas debería formar parte de tu recetario personal. También lleva huevos, leche, harina, levadura y ralladura de naranja. Tan fácil como mezclar los ingredientes, verter en el molde y hornear.