Milhojas de verano con calabacín, tomate y queso de cabra (aperitivo fácil y fresquito)

Ideal para el verano y muy sencillo de hacer, este entrante está lleno de sabor y vitaminas. Y el toque intenso del queso a la plancha combina de maravilla con las verduras

Marta Sánchez
Marta S. Galindez

Periodista especializada en gastronomía

Milhojas de calabacín, tomate y queso cabra
Cocina Fácil / RBA / Marta S. Galindez

4

(6 votos)

Técnica:

Plancha

Tipo Plato:

Primeros platos y entrantes

Precio:

€ €

Dificultad:

Fácil

Si quieres darles un twist a tus ensaladas, ¡aquí tienes una idea! Estos milhojas de calabacín, tomate y queso de cabra son todo sabor y frescura: la textura de la verdura cruda va genial con la melosidad de la cebolla y la intensidad del queso tostado.

Puedes preparar la cebolla caramelizada con antelación; después, solo tendrás que pasar el calabacín y el queso por la plancha, montar las "torrecitas" y aliñar. Un entrante riquísimo para cualquier comida o cena, ¡garantizado!

Ingredientes paraMilhojas de verano con calabacín, tomate y queso de cabra (aperitivo fácil y fresquito)

  • 1 calabacín pequeño
  • 4 tomates
  • 1 cebolla
  • 8 rodajas de queso de rulo de canra
  • Para la vinagreta
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Vinagre de Jerez
  • Salsa de soja
  • Mostaza
  • Sal

1. Carameliza la cebolla

Pela y corta la cebolla en juliana o rodajas. Pon un poco de aceite en una sartén pequeña, añade la cebolla con una pizca de sal y tuéstala ligeramente a fuego fuerte. Cuando empiece a dorarse, baja el fuego a intensidad media y añade una cucharadita de salsa de soja. Cocina 5 minutos, añade medio vasito de agua y sigue cocinando hasta que se evapore, y la cebolla quede blandita y caramelizada. Resérvala.

2. Prepara el tomate y el calabacín

Corta el calabacín en 8 rodajas de unos 5 mm de grosor. Pon un papel de cocina sobre un plato, reparte las rodajas y ponles un poco de sal. Mientras van soltando el agua, corta los tomates en 8 rodajas gruesas. Después, seca el calabacín con papel de cocina.

3. Cocina el calabacín

Pon un hilo de aceite de oliva en la plancha, la parrilla o la sartén. Pon el fuego al máximo; cuando esté caliente, incorpora las rodajas de calabacín. Si no caben todas, hazlas por tandas. Tuéstalas hasta que empiecen a dorarse, dales la vuelta y dóralas por el otro lado. 

4. Monta los milhojas

En cada plato, pon dos montoncitos de cebolla caramelizada. Sobre cada montón, coloca una rodaja de tomate, otra de calabacín, una más de tomate y termina con otra de calabacín. Haz lo mismo en todos los platos.

5. Pasa el queso por la plancha

En la misma sartén o parrilla, añade otro hilo de aceite y caliéntalo al máximo. Añade el queso de cabra y tuéstalo unos segundos; cuando esté bien dorado, dale la vuelta y espera a que se haga por el otro lado. Ten cuidado de que no se queme, porque puede amargar. 

6. Aliña los milhojas y remata con el queso

Pon un chorro de aceite de oliva virgen extra en un bol. Añade un chorrito de vinagre de Jerez, una cucharada de salsa de soja y una cucharadita de mostaza. Bate con un tenedor para emulsionar. Reparte la vinagreta por encima de los milhojas y corónalos con el queso de cabra.

El truco

Para que el queso quede bien crujiente, pon un hilillo de aceite en la sartén o la plancha, a fuego fuerte. Espera a que esté bien caliente para tostarlo.

Las ensaladas de lechuga y tomate están ricas, sí. Pero hoy hay un montón de opciones para experimentar: desde añadir frutas hasta inventar nuevas vinagretas, salsas... Hoy te proponemos una idea fantástica, unos milhojas de calabacín, tomate y queso de cabra con todas las virtudes de una buena ensalada templada, más una presentación de lo más original. 

Tan económica como sencilla, esta receta sorprende por su aspecto y su sabor. La cebolla caramelizada y el queso de cabra maridan de maravilla (algo que ya teníamos claro), y el tomate crudo añade una textura crujiente y un toque ácido muy rico. El calabacín, por su parte, también aporta sabor y color. 

Puede que el paso más delicado sea tostar el queso de cabra. Para que no se derrita ni se pegue, utiliza una sartén, plancha o parrilla antiadherente. Ponla a fuego fuerte con un poco de aceite y espera a que esté bien caliente; si no lo está, el queso se derretirá y no cogerá esa textura crujiente que le aporta el toque final al plato.

Los platos con distintas capas y texturas siempre gustan. Anímate a probar este milhojas crujiente de verduras y parmesano o prepara para cenar un riquísimo milhojas de patata y atún. Y para amantes de los sabores intensos, nada mejor que un milhojas de morcilla, queso y manzana. ¡Buenísimos!

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