Tienes que probarlos, porque estos buñuelitos dulces no se parecen a ningunos otros que hayas probado. Se elaboran con una pasta choux (la misma que se utiliza para preparar lionesas y profiteroles), pero en lugar de hornearla, como se hace en estas elaboraciones clásicas de la repostería, se fríe en pequeñas porciones a las que damos forma de bolita. La pasta choux es una pasta espesa ligeramente fluida, pero no líquida. Los expertos en pastelería tienen incluso un nombre para designar cuando esta pasta está en su punto: al levantarla con una cuchara, la masa choux forma una punta llamada "pico de pato". Lo más complicado a la hora de hacer estos buñuelos es, por lo tanto, darle forma redondeada a la masa . Tienes que hacerlo con las manos impregnadas en aceite, para que no se te quede pegada a las palmas de la mano. Si no quieres ensuciarte tanto, puedes probar la técnica de las dos cucharas (es decir, coges una porción de masa con una cuchara, y con otra cuchara del mismo tamaño vas pasando la masa de una a otra, recogiendo la masa cada vez hasta lograr una bolita), similar a la que se emplea para hacer quenelles. Y si este sistema te parece demasiado complicado, siempre puedes recurrir a la manga pastelera. Elige una boquilla lisa y grande, presiona para que salga un poco de masa y córtala con unas tijeras directamente sobre la sartén donde vas a freír los buñuelos. Otras recetas de buñuelos dulces que te encantarán: