Las sardinas y las patatas son dos alimentos humildes pero que juntos quedan de maravilla (¿a qué le va mal una patata en cualquier caso?). Sea como sea, esta receta supone una pequeña vuelta de tuerca para estos dos alimentos que ya hemos cocinado montones de veces y de muchas maneras diferentes. ¿La clave? Sin duda la vinagreta de pepino y menta que le da un toque fresco y muy especial que transforma por completo el acabado. Como sabes, las sardinas son uno de los pescados más saludables que hay y aunque es cierto que al cocinarlas se forma un poco de jaleo en la cocina por el humo y el aroma que desprenden, el resultado bien merece la pena. Si tienes la posibilidad de cocinarlas al aire libre, no lo dudes y hazlas en el exterior. Puedes sacar la plancha al jardín o al porche si no tienes barbacoa ni parrilla, por eso no te preocupes. Aunque, claro, si las haces a la brasa el plato ganará enteros. En definitiva se trata de un plato muy humilde y económico que puedes hacer para cenar o como segundo plato para comer. Gracias a vinagretas como esta conseguirás conquistar hasta a los más firmes detractores de las sardinas. Consejos Para un plato con unos ingredientes tan básicos como estos siempre hay alternativas a la hora de cocinar . Por ejemplo, puedes hacer las patatas al vapor o incluso cocidas. Respecto a la vinagreta, también es buena idea añadir 2 cucharadas de yogur para darle untuosidad. El contraste de sabores le va de maravilla a este plato. Como sabes, hay muchos tipos de patatas diferentes y dependiendo de cómo vayamos a cocinarlas deberíamos elegir unas u otras. Las Desirée, las Baraka o las Kennebec pueden funcionar perfectamente para esta receta porque sirven para asarlas y cocerlas.