Rosquillas de anís, un delicioso dulce de convento

Dulces, esponjosas y con un delicado sabor a anís, estas rosquillas seguro que te recuerdan a las que hacía tu abuela o las monjas clarisas de tu pueblo...

Amanda Laporte

Rosquillas de anís

Prueba estas rosquillas de anís: están buenísimas.

COCINA FÁCIL / RBA / XABIER MENDIOLA
8 personas
40 min

3

(21 votos)

Temporada:

Invierno

Otoño

Festividades

Técnica:

Fritura

Tipo Plato:

Postres

Precio:

€ €

Dificultad:

Fácil

Preparación con antelación

Son muchos los dulces de convento que podemos encontrar a lo largo y ancho de nuestro país. Hechos por las monjas con todo su cariño y paciencia, gracias a ellas, y también a nuestras abuelas que han transmitido sus recetas de generación en generación, todavía podemos degustar dulces tan deliciosos como los tocinillos de cielo, las yemas glaseadas de Santa Teresa, con solo 3 ingredientes, o los cagajones, de las monjas jerónimas.

Hoy te traemos un dulce clásico que, a la que lo pruebes, seguro que vas a caer en la tentación: unas tradicionales rosquillas de anís. Son tan fáciles y exquisitas que no podrás parar de comerlas.

Ingredientes paraRosquillas de anís, un delicioso dulce de convento

  • 250 gramos de harina
  • 100 gramos de azúcar
  • 1 huevo pequeño
  • 30 gramos de mantequilla
  • 90 mililitros de leche
  • ½ sobre de levadura de panadero deshidratada
  • 1 pizca de sal
  • 1 Cucharadita de semillas de anís
  • 200 mililitros de aceite de oliva suave

1. Prepara la masa

Coloca la harina con la levadura en una superficie de  trabajo enharinada, agrega la mitad del azúcar, la sal y el anís. Deja un hueco en el centro, incorpora el huevo, la mantequilla derretida y la leche. Amasa con las manos 5 o 6 minutos y déjala reposar 2 horas en un lugar tibio.

1. Prepara la masa

2. Forma las rosquillas

Con las manos untadas con aceite, coge porciones de masa y forma bolitas de tamaño similar. Aplástalas un poco y hazles un agujero. Calienta una sartén con abundante aceite, agrega las rosquillas y fríelas, dándoles la vuelta con una espumadera.

2. Forma las rosquillas

3. Rebózalas con azúcar

Retíralas cuando estén doradas y déjalas escurrir unos instantes sobre papel absorbente. Antes de que se enfríen, llena un plato con el azúcar restante y rebózalas bien.

3. Rebózalas con azúcar

4. Listas para servir

Una vez rebozadas en azúcar ya las puedes poner en una fuente bonita y estarán listas para servir. Y, si no las vais a tomar al momento, déjalas en un recipiente hermético para que conserven su textura perfecta.

El truco

Si te gusta el toque cítrico, añade ralladura de piel de naranja a la masa.

Fáciles y sabrosas

Elaboradas con ingredientes, muy básicos, que todos tenemos en nuestras casas como la harina, el azúcar, la levadura, huevos, mantequilla, leche y unas semillas de anís, estas rosquillas son tan sencillas de realizar que todo el mundo puede animarse a realzarlas, incluso los que tienen poca experiencia.

Su elaboración es muy simple: solo hay que mezclar bien todos los ingredientes de la receta y cuando empiecen a espesar, amasarlos con las manos sobre una superficie enharinada. Cuando se forme una masa que no se adhiera a las manos ya puedes parar y dejarla reposar por lo menos durante 2 horas en un lugar tibio y tapada con un paño.

Transcurrido el tiempo, ya podrás formar las rosquillas. Coge porciones de masa, forma bolitas del mismo tamaño, aplástalas ligeramente y hazles el agujero con los dedos.

A la hora de freírlas, para que queden perfectas, es fundamental que el aceite esté caliente, pero no humeante. Ten presente que si la temperatura es excesivamente alta te quedarán doraditas por fuera, pero por dentro no estarán hecha. También es importante, no poner muchas a la vez para que la temperatura no baje y no queden aceitosas.

Finalmente, como en todas las frituras, coloca las rosquillas sobre un papel absorbente de cocina para que escurran y suelten todo el aceite que puedan tener.

Perfectas para comer en familia o con los amigos en cualquier situación, estas rosquillas triunfarán como postre, después de una comida especial, a la hora de la sobremesa, pero también como desayuno y merienda. Te aconsejamos que, en el momento de hacerlas, prepares más de la cuenta porque nadie podrá resistirse ante sus encantos. Será un visto y no visto.

Incluso, si quieres, colócalas en diversas cajitas de metal o bolsitas de papel y ofrécelas a tus seres queridos. Será un regalo de Navidad o de fiesta especial perfecto.

Y si te sobran, cosa poco probable, guárdalas en un recipiente hermético. Te aguantarán en perfectas condiciones varios días.  

Ideas y variantes para las rosquillas de anís

  • En el momento de preparar la masa puedes aromatizarla con un poco de ralladura de limón o de naranja. Sobre todo, antes de rallar la piel, límpiala bien con un cepillito.
  • En lugar de semillas de anís, puedes usar licor de anís.
  • Otra manera efectiva de realizar las rosquillas es coger porciones de masa, formar unos pequeños rulitos con las manos, hacerlos rodar sobre la encimera y unir los extremos.
  • Nosotros solo rebozamos las rosquillas con azúcar, pero también puedes agregar un poco de canela en polvo. Procura que estén todavía calientes, así se adherirán mejor.
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