Uno de los recuerdos más vívidos que tengo de mi abuela paterna es desayunando sus tostadas de pan untadas con mantequilla y mermelada de albaricoque . Tanto confituras como mermeladas desprenden ese sabor a hogar, a cosas hechas con cariño, a recuerdos entrañables que siempre permanecerán con nosotros, y son además el complemento perfecto para muchas más recetas de las que parece , y no solo dulces, como sería el caso de las carnes y los patés. Recuerda que para que te queden de fábula, cuanta mejor calidad tenga la materia prima mejor estará la mermelada . A partir de ahí entra en juego tu gusto y, por supuesto, la temporada del año en la que nos encontremos. Puedes hacerlas de lo que quieras: mermelada de fresa siguiendo la receta de la abuela, mermelada de frambuesa perfecta para postres, mermelada de naranja (la favorita de muchos), o incluso las más sofisticadas como es el caso de la mermelada de tomate , la mermelada de pimiento , la mermelada de berenjena , la de cebolla o la que hoy nos ocupa, la mermelada de calabaza. Lo primero que tendrás que hacer es cortar la calabaza, salvo si ya la compras pelada, troceada y envasada al vacío . Para pelarla necesitarás un cuchillo afilado y una tabla de corte adecuada al tamaño de la calabaza. La idea es cortarla en trozos de tal manera que quepan sin problemas en la cazuela, además de tardar menos en hacerse. Luego tendrás que cocerla con la canela y el azúcar, triturarla y envasarla correctamente para que te dure mucho. De hecho, hacer mermelada es una de las mejores maneras de aprovechar y alargar la vida de la fruta fresca. Una vez esté templada, dispón la mermelada en tarros de cristal con cierre hermético previamente esterilizados, para lo que tendrás que haberlos hervido 5 minutos. Una vez los hayas rellenado, ciérralos herméticamente, y vuelve a hervirlos 30 minutos. Retíralos con cuidado de no quemarte, deja que se enfríen y guárdalos a buen recaudo en la despensa o en un lugar fresco, oscuro y seco . Apuntar en ellos la fecha de elaboración te resultará muy útil de cara a llevar un control. El tarro que tengas al uso, consérvalo siempre en la nevera. Consejos para aprovechar la calabaza Si todavía no has descubierto todas las posibilidades de este alimento, toma nota porque hay recetas de calabaza para todos los gustos: desde propuestas dulces como tartas, quesadas o bizcochos, hasta ideas saladas como lasaña, crema o salteados. El otoño es la mejor época para consumir la calabaza, aunque hoy en día puedes encontrarla en el supermercado prácticamente todo el año. Cuando la tengas de la mano, observa con detenimiento su exterior: si su color es homogéneo, sin manchas y con algo de brillo, llévatela sin problemas. Por otro lado, descarta enseguida cualquiera que presente golpes o muescas. La calidad de la materia prima es uno de los secretos que marcará la diferencia de cualquier receta. Pelar la calabaza tiene su intríngulis, pero no te preocupes porque tienes la posibilidad de comprarla pelada, cortada y envasada al vacío. Suele estar disponible en los refrigerados de la frutería la mayor parte del año; esto es debido a que hay variedades que se cultivan en los meses anteriores, y no en otoño. Si quieres ampliar tu repertorio de recetas saladas con calabaza, no dudes en probar los bastoncitos de calabaza con queso crema , la lasaña enrollada con puré de calabaza , la calabaza rellena de pollo o el timbal de calabaza y patata . ¿Eres más de dulce? Atención a las supercremosas natillas de calabaza , los bocaditos de coco, calabaza y leche condensada , los buñuelos dulces de calabaza y las tortitas de calabaza con miel .