No sé a ti, pero a mí, en cuanto llega el buen tiempo, me apetece de comer más ligero, más fresco y, si puede ser, no echar demasiado tiempo en la cocina. Para estos casos las ensaladas de legumbres me vienen como anillo al dedo. Son saciantes, saludables, rápidas y te solucionan una comida o una cena sin necesidad de encender los fogones. Y lo mejor, admiten tantas combinaciones como te permita la despensa. La receta de hoy es una de esas que se preparan con lo que tienes a mano , pero que queda tan bien presentada y tan rica, que puedes llevarla incluso a un picnic o a una comida de amigos. Porque, seamos sinceros, ¿quién no agradece un plato fresco, completo y lleno de sabor? Esta ensalada de garbanzos con tomate, pimiento y zanahoria lo tiene todo para triunfar: textura, color, contraste y un aliño con mostaza y comino que le da un punto diferente que la hace brillar. Además, es una opción perfecta si estás buscando platos veganos, sin gluten ni lactosa, y que te aporten energía sin pasarte de calorías . Y si te animas a tunearla un poco, que ya sabes que aquí somos muy de customizar, puedes convertirla en un platazo de primera categoría. Ideas para versionarla a tu gusto Como te decía al principio, esta ensalada es una base excelente para improvisar. Si quieres hacerla más completa o darle un giro distinto, aquí tienes algunas ideas: Añade bacalao desalado desmigado o atún en aceite si no te importa que deje de ser vegana. Ambos ingredientes le dan mucho juego. Puedes sustituir el comino por curry suave o incluso por ras el hanout , si te va lo exótico. ¿Te apetece un toque crujiente? Incorpora unos dados de pepino, unas nueces picadas o incluso semillas de girasol tostadas. Para una versión más fresca, añade unas hojas de menta o albahaca justo antes de servir. Esta ensalada aguanta muy bien en la nevera un par de días si la guardas en un recipiente hermético. Eso sí, si vas a llevarla al trabajo o de picnic, lo ideal es que guardes la vinagreta aparte y la mezcles justo antes de servir. Así mantendrás todas las texturas en su punto y el aliño no empapará los ingredientes. Sencilla, completa y muy versátil. Lo que más me gusta de esta receta es que no exige nada especial, pero siempre queda bien. La puedes preparar con antelación , la puedes tunear con lo que tengas en casa, y además es una opción estupenda si estás cuidando tu alimentación sin renunciar al sabor. Vamos, que lo tiene todo para convertirse en un básico de tu recetario. ¿Te animas a probarla? En solo 15 minutos la tendrás lista, y estoy seguro de que repetirás. ¡Palabra de garbanzo!