Muy sencillas de realizar y resultonas, estas albóndigas de berenjena quedan realmente deliciosas. En el momento de formar las bolitas utiliza una cuchara de sopa para que coger la masa. Así todas tendrán un tamaño similar y se cocinarán al mismo tiempo. Y para que la masa no se pegue entre las palmas de las manos, humedécetelas ligeramente con agua y haz rodar las albóndigas. Luego, solo te quedará pintarlas con aceite y… a hornear. Las albóndigas de berenjena son una excelente alternativa a las tradicionales de carne, ya que tienen una textura suave y un sabor totalmente diferente y combina a la perfección con la salsa de tomate. Además, al hornearlas en lugar de freírlas, se consigue un plato más ligero sin perder sabor. Este plato es perfecto para quienes buscan incluir más verduras en su alimentación sin renunciar a unas buenas albóndigas con salsa. Si quieres llevar esta receta un paso más allá, puedes preparar una salsa de tomate casera con ingredientes naturales, lo que resaltará aún más el sabor del conjunto. Con las versátiles berenjenas puedes elaborar platos tan ricos como berenjenas rellenas de carne picada de ternera , unos rollitos de berenjena con revuelto de morcilla o un milhojas de berenjena, tomate y mozzarella . Te aseguramos que todos estos platos quedan impresionantes y te encantarán. Además de su delicioso sabor, este plato es una opción nutritiva y equilibrada. La berenjena es baja en calorías y rica en antioxidantes, mientras que el calabacín aporta fibra y vitaminas. Juntos, hacen de estas albóndigas una alternativa saludable y deliciosa. Recomendaciones para tus albóndigas de berenjena Si quieres darle un toque especial, puedes espolvorear un poco de queso rallado por encima antes de servir. Un poco de parmesano o queso de cabra potenciará el sabor. Para una presentación más sofisticada, prueba a servir las albóndigas en pequeñas cazuelas individuales con la salsa de tomate caliente en el fondo. Esto hará que cada comensal disfrute del plato con una textura y temperatura perfectas. Si te sobran albóndigas, puedes congelarlas sin problema. Solo tienes que guardarlas en un recipiente hermético y, cuando quieras comerlas, hornearlas directamente sin necesidad de descongelarlas previamente. Así siempre tendrás una comida casera lista en minutos.