El pistoletazo de entrada al verano lo marca la noche de San Juan, el 23 de junio, dos días después del solsticio de verano. La tradición pagana encendía hogueras con el fin de rendir homenaje al sol y mandarle fuerzas para cuando el invierno apareciera y las horas de luz se fueran debilitando. Por otro lado, el cristianismo celebra el nacimiento de San Juan Bautista y también utiliza las hogueras como homenaje, ya que según la Biblia, el padre de San Juan encendió una para anunciar el acontecimiento.
Hoy en día se conservan tradiciones en muchos puntos de Europa y en España con las hogueras como símbolo de esta noche mágica de celebración. El fuego, que funciona como medio para atraer todo lo puro y lo bueno, y huir de lo malo, también juega en papel crucial en muchas de las elaboraciones típicas de la gastronomía de San Juan.
1. Sardinas
La tradición de las hogueras incita a cocinar sobre brasas y por ello adquieren gran relevancia las barbacoas, lumbres y parrillas de todo tipo. Las sardinas, en su mejor momento, se exponen a la candela en las fiestas de norte a sur, con Málaga y A Coruña como magníficos ejemplos.
Los malagueños son maestros del espeto, algo que puede parecer básico, pero que requiere de destreza para insertar las sardinas en una caña sin destrozarlas, atravesarlas por el lomo y colocarlas sobre las brasas. A su vez, los gallegos perfuman las calles y playas coruñesas en su Noite de Queima, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, con sardiñadas y churrascadas a la parrilla, entre otros eventos.
2. Cocas saladas
Dejando las brasas a un lado, se abren paso las cocas en sus diferentes variantes. En la versión salada, la coca de trempó combina dos elaboraciones típicas mallorquinas, como la ensalada trempó, típica veraniega (una mezcla de tomate, cebolla, pimiento verde mallorquín, aceite y sal), con la base de una coca tradicional. Horneado todo junto resulta un plato ideal para llevar a la playa, comer por las calles o tomar frente las hogueras en este día de celebración.
3. Cocas dulces
Dentro de las cocas no podían faltar las versiones dulces que honran a la noche de San Juan incluso con su nombre. Las más clásicas, las cocas de San Juan, populares sobre todo en Cataluña donde son tan indispensables como los fuegos artificiales. La base va cubierta o bien de fruta confitada o bien de almendras, piñones u otros ingredientes.
La variante menorquina de la coca de San Juan es la coca bamba, una buenísima coca enroscada en forma de espiral que coge altura y que suele comerse acompañada de una taza de chocolate.
4. Macarrones de San Juan
En las mismas Baleares también es costumbre degustar los macarrons de Sant Joan, un postre similar al arroz con leche, donde el lugar en vez de cereal se emplea una especie de pasta rizada típica de las islas de Ibiza y Formentera.
Entre muchos otros dulces, también se encuentra la cazuela de San Juan, originario de Granada con la calabaza como protagonista.
5. Bebidas: queimada, sangría, pomada menorquina...
La queimada gallega forma parte de ese espíritu purificador del que habla la leyenda, y es que en su elaboración, cuando el vistoso fuego quema el aguardiente, se recita un conjuro que añade protagonismo a este brebaje.
Por otro lado, en Catalunya es popular el licor de ratafía, elaborado con hierbas medicinales recogidas en la época de San Juan, además de nueces verdes y otras especias. Aunque la bebida por antonomasia es el cava, cuyo descorche se confunde con los petardos que explotan por las calles.
Y de líquidos que aparentan pócimas, también es costumbre acompañar la comida en estas fechas con bebidas más atemporales y casi universales. Como la sangría casera y sus variantes o primas hermanas de ésta, como la cuerva en varias provincias de Castilla La Mancha o el zurracapote (mezcla de vino clarete, azúcar, canela y frutas al gusto), en La Rioja y Navarra.
Por último, pero no menos importante, la pomada de Menorca, que los locales puntualizan que no es una simple ginebra con limón y cuya proporción perfecta es 1/3 de ginebra de la isla y 2/3 de zumo de limón con rodajas de limón y hojas frescas de menta.