¿Sabías que hay un sitio en Logroño donde cada paso es una nueva excusa para brindar, probar algo delicioso y disfrutar como si estuvieras entre amigos de toda la vida? Ese lugar es la calle Laurel, una de las zonas más emblemáticas de La Rioja y un auténtico templo del tapeo que atrae tanto a locales como a viajeros de todo el mundo. Si eres amante de la cocina riojana, te encantará descubrir estas 5 recetas tradicionales y exquisitas cocinadas a la riojana que te transportarán directamente al corazón de esta tierra.
Conocida con cariño como “la senda de los elefantes”, este apodo tan curioso viene del humor riojano: dicen que quien entra en la calle Laurel de bar en bar y de vino en vino... acaba saliendo un poco trompa. Pero más allá de su ambiente festivo, lo que hace tan especial a esta calle es su mezcla perfecta de historia, gastronomía y tradición. Si te animas a preparar en casa algún plato que plasme la esencia riojana en cada cucharada, no te puedes perder nuestra receta de patatas a la riojana, nuestras chuletas de cerdo a la riojana, y, si eres fan del dulce, tienes que probar los hormigos con arrope, un postre típico de la Rioja que solo lleva 3 ingredientes.
El origen de la calle Laurel
Ubicada en pleno corazón de Logroño, esta calle peatonal y animada cuenta con decenas de bares y tabernas donde cada local se especializa en su "pincho estrella". Aquí no se viene a comer por comer, se viene a disfrutar.
La calle Laurel nació tras el derribo de las antiguas murallas de la ciudad en el siglo XIX. El acceso a la calle no fue inmediato: un edificio bloqueaba el paso desde otra calle, y no fue hasta 1878 cuando, tras las quejas vecinales, se demolió. De aquel cambio urbano nació nada menos que el bar más antiguo de Logroño, el Blanco y Negro, famoso por sus bocaditos de anchoa y pimiento verde.
@callelaureloficial
¿Qué se come en la calle Laurel?
Ahora sí, vamos a lo importante: ¿qué se come (y se bebe) en esta ruta de bares tan querida por los riojanos? La respuesta es fácil: pinchos, vinos y alegría. En cada bar encontrarás una especialidad distinta, y la costumbre es ir de uno a otro probando un pincho con su correspondiente vino. Un plan sencillo, asequible y muy sabroso.
Entre los imprescindibles actuales, no te puedes perder:
- La carrillera guisada acompañada del icónico Talla Diamante en La Taberna de Correos.
- El taco de costilla cocinado a baja temperatura en La Traviesa.
- El mollete de jamón ibérico con micuit de pato de La Fontana.
- La smash burger con queso crujiente y un buen chute de salsa del Bar Jarandilla.
- Y, por supuesto, el pastrami de wagyu crujiente de Torres Laurel, un bocado explosivo de sabor.
Estos son solo algunos ejemplos, porque hay pinchos para todos los gustos: vegetarianos, carnívoros, amantes del queso, fans del marisco… Y lo mejor es que todo se prepara con producto local, acompañado, como no podía ser de otra forma, por los vinos con denominación de origen Rioja.
Pero lo que realmente convierte a esta calle en algo especial no es solo lo que se sirve en los platos, sino lo que se vive entre brindis, conversaciones y risas. Esta calle es un fiel reflejo del espíritu riojano: gente amable, cercana, con ganas de pasarlo bien y de compartir.
Aquí, da igual si vienes solo, en pareja o en grupo, en cuanto entras en uno de sus bares, ya formas parte de la familia. Porque en la calle Laurel se tapea, pero también se celebra.
@callelaureloficial
Así que si tienes pendiente una escapada gastronómica y quieres conocer el alma de La Rioja, apunta bien, que la calle Laurel te espera con los brazos abiertos y el vino servido. Y seguro que, como muchos, acabarás repitiendo.