Antes hacía las albóndigas a mano, ahora uso el truco de la botella, no me ensucio las manos y ¡voy más rápido!

Aquí tienes el truco definitivo para hacer albóndigas en pocos minutos, del mismo tamaño y... ¡Sin ensuciarte!

Rosa Mestres
Rosa Mestres

Periodista especializada en gastronomía

Albóndigas
Istock

Uno de los platos que siempre triunfa en mi casa y que hago cada dos por tres son las recetas de albóndigas. Muy fáciles de realizar y deliciosas, se pueden acompañar con todo tipo de salsas. Además, gustan a todo el mundo, tanto a los más pequeños como a los adultos. Y es que, a la que las pongo en la mesa, se las comen en un abrir y cerrar de ojos, por lo que son una opción estupenda para comidas y cenas familiares.

Pero reconozcámoslo, el proceso de formarlas puede ser un poco engorroso. Que si la carne se queda pegada en las manos, que si acabas pringándote por todas partes... Pues bien, aquí vengo con un truco que te va a entusiasmar y que, en cuanto lo veas, copiarás al instante.

Solo necesitas una botella de plástico vacía (de agua, refresco, lo que tengas a mano). Córtala por el tercio superior y colócala por la parte del orificio del tapón sobre la carne picada ya aliñada. Ahora, aprieta ligeramente para que la carne pase a través de la abertura, retira la albóndiga con una cuchara y... ¡Listo! Te saldrán unas albóndigas fantásticas, sin tocar la carne directamente y sin ensuciarte.

Escoge bien la carne picada

Para unas albóndigas sabrosas, la elección de la carne es fundamental. Lo más recomendable es ir a una carnicería de confianza y pedir que te piquen la carne en ese mismo momento. Así te asegurarás que no ha empezado a oxidarse.

Piensa que es un producto bastante perecedero. Si una vez en casa, ves que no vas a hacer ninguna receta con carne picada, lo mejor es que la congeles. También es importante que te la piquen solo una vez. Si está muy pasada, quedará una albóndiga demasiado densa.

Puedes decantarte por carne de ternera, cerdo, pollo, pavo o incluso mezclarlas para obtener distintos sabores y texturas. Si quieres albóndigas bien tiernas, elige carne picada con un poco de grasa, ya que una carne demasiado magra puede dar lugar a albóndigas secas. Yo suelo pedir una mezcla de ternera y cerdo en una proporción de 70 %-30 %, pero cada cocinero es un mundo.

Aliños para darles un toque especial

Si quieres que tus albóndigas sean un éxito, es importante prestar atención a la hora de aliñarlas. Puedes prepararlas con miga de pan seco remojada en leche, ajo picado, huevo, perejil, sal y pimienta, a la manera clásica, pero también con hierbas aromáticas (orégano, romero y tomillo), queso parmesano rallado y un toque de tomate seco picado. Y si quieres que tengan un toque exótico, añádeles un poco de curri, jengibre rallado y cilantro fresco. También puedes agregar canela en polvo, nuez moscada…

Una vez tengas la masa hecha, es muy aconsejable, aunque no es imprescindible, dejarla reposar un tiempo en la nevera. Yo las dejo durante un par de horas y me quedan exquisitas. No te olvides de este paso porque, de esta manera, los sabores se asientan y las albóndigas tendrán mucho más sabor.

Una vez formadas, puedes cocinarlas como más te gusten: al horno, fritas en aceite muy caliente, en salsa... En mi casa las acompañamos con una salsita de tomate casera y quedan espectaculares. 

Si te apetece descubrir algunas recetas fantásticas, echa un vistazo, por ejemplo, a las albóndigas con tomate rellenas de queso y cebolla caramelizada, las albóndigas en salsa con setas y vino de Jerez o las albóndigas de ternera con toque de fuet y verduritas (cebolla y zanahoria). Y si quieres sumergirte en las tradiciones de nuestro país, no te pierdas las pilotes de San Juan, las deliciosas albóndigas en salsa típicas de Menorca (con salsa de avellanas).