Si quieres un plato colorista y actual, toma nota de cómo preparar este tartar de salmón presentado en vaso transparente, con una base de arroz hervido, mango , aguacate , tomate y cebolla . Además, se acompaña de una teja hecha con queso parmesano . Lo ideal sería que utilizaras salmón congelado ya que se va a consumir sin cocción. Así que sácalo del congelador el día de antes y déjalo descongelar en la nevera en un recipiente adecuado, a ser posible con rejilla. Asegúrate de que no le quedan espinas y si las hubiera, sácaselas con unas pinzas de cocina. Luego, corta dados con un cuchillo bien afilado. El marinado del salmón lo preparamos con mostaza, zumo de limón, cilantro, sal y pimienta y lo dejamos tapado en la nevera. Luego, disponer en el vaso las capas es cuestión de gusto... puedes empezar con arroz hervido en la base y por encima el mango y aguacate. Luego el tomate y la cebolla morada, por encima el salmón y como remate los coloristas germinados de rábanos. También puedes presentarlo montado con un aro como este tartar de salmón, mango y aguacate o el de aguacate y langostinos . Y si te gusta el pepino, prueba el tartar de salmón con pepinos y alcaparras . Ideas para un tartar de salmón con aguacate y teja de queso parmesano perfecto Cómo hacer el crujiente. ¿No habías preparado nunca una teja de parmesano porque pensabas que era algo complicado? Nada más lejos de la realidad... Solo hay que colocar el queso rallado en una sartén antiadherente caliente y dejar que se funda 1-2 minutos y darle la vuelta. Arroz más rápido . Si no has hervido arroz, siempre puedes recurrir a los vasitos de arroz que se comercializan en envases de plástico y que te pueden sevir de base para el tartar. En unos minutos lo tienes listo y se calientan en el mismo recipiente. Cuánto tiempo dejar el marinado. En este tema, los puristas del tartar siempre apuntan a que el salmón debería aliñarse justo antes de servirse. Como el marinado del tartar lleva limón, que es un ácido, cuanto más lo dejes, ‘más cocinado’ estará el salmón. La idea es que tenga el sabor pero que conserve la textura cruda. Pero hay que pensar en agradar a todos los comensales, y si lo dejas un rato en la nevera (media hora por lo menos), la textura ya no parecerá que sea cruda.