De carne sabrosa, muy rica en ácidos grasos omega-3 y con un alto valor nutritivo, la sardina es un excelente pescado azul que podemos disfrutar desde finales de primavera y durante los meses de verano. Se puede cocinar de muchísimas maneras: al horno, a la parrilla, fritas… En esta ocasión, las preparamos escabechadas y las acompañamos con unas patatas cocidas . ¿Te animas a realizar esta receta? El escabeche es un método de conservación de los alimentos muy sencillo de realizar. La técnica consiste en crear un medio muy ácido e introducir el alimento escogido en él para que se cueza y se conserve. Este método se puede usar en carnes, verduras y en pescados de sabores fuertes, como las sardinas. En la receta que te proponemos hoy, hemos preparado un escabeche con aceite, ajos, hierbas aromáticas, especias, vino y vinagre. Una vez preparado el escabeche, solo tienes que colocarlo en un recipiente e introducir las sardinas ligeramente fritas en él. Puedes dejar la preparación en la nevera unas 24 horas, pero si las dejas en reposo un día más, todavía estarán más ricas. Si quieres conocer más recetas con sardinas, prepáralas en una coca con pimientos y cebolletas, a la panadera o en una ensalada caponata , un clásico de la cocina siciliana. Y si te apetece descubrir e, incluso, practicar el arte del espeto , no te pierdas nuestro artículo en Escuela de cocina. Consejos para que las sardinas en escabeche queden estupendas Bien limpias. Es muy importante que las sardinas estén bien limpias antes de freírlas. Para ello, sácales la cabeza, las vísceras y las espinitas laterales, y límpialas bajo el agua. Para limpiarlas a fondo y que suelten la sangre que puedan tener, puedes dejarlas en un bol con hielo y agua durante unos 10 minutos. Así quedarán más suaves y digeribles. Antes de incorporarlas al escabeche. Sazónalas, enharínalas y fríelas en aceite hasta que se doren, pero sin terminar de hacerse por dentro. Luego, déjalas escurrir sobre papel de cocina. En el mercado. A la hora de comprar sardinas, fíjate que la piel sea de color plateado brillante (no deben verse opacas), que sus ojos sean claros y sin sangre y que su cuerpo sea firme. Las agallas siempre deben ser de color rojizo.