Hoy vamos a preparar un pastel de setas variadas, cebolla y ricota que cumple rigurosamente con la regla de las tres eses: sencillo, sabroso y saludable. Este se hace en un molde redondo normal, pero puedes cambiar la forma de tu pastel utilizando uno de tartaleta forrado con pasta brisa o uno de plumcake. O apuesta por el formato mini y cuaja el relleno dentro ramequines o flaneritas individuales, y quedarás de cine cuando presentes los pastelitos en la mesa. Además, los puedes preparar con antelación y calentarlos en el horno, o en el microondas, justo cuando los vayas a servir. ¿Necesitas más razones para ponerte ya a batir los huevos? ¡Pues empezamos! Si no tienes ricota en casa puedes sustituirlo por requesón, que tiene una textura muy similar aunque algo más gruesa, y escúrrelo muy bien antes de utilizarlo, porque si no el pastel te quedará “aguado”. ¿Cómo hacerlo? Coloca un colador de malla fina sobre un cuenco y fórralo con dos telas de gasa superpuestas; añade el requesón, a cucharadas, tapa con papel absorbente y dispón encima un peso (una lata de conserva grande, por ejemplo). Déjalo reposar al menos media hora para que elimine todo el suero y ya está listo para incorporarlo a la receta. ¿Te pirran los pasteles salados de verduras? Si además llevan algo de queso resultan supercremosos, como nuestro pastel de setas variadas, cebolla y ricota. Si te ha gustado, aquí tienes otras propuestas muy jugosas, como este pastel de calabacín y requesón , enriquecido con unas nueces picaditas, el pastel de verduras y queso de cabra , un entrante completo y nutritivo para cualquier día, y el pastel de beicon y puerro , que incorpora deliciosos trocitos de manzana. Y no te olvides del pastel de patata con queso de bola , perfecto para acompañar unas rodajas de carne asada o un pescado al horno. Ideas para enriquecer tu pastel de setas variadas, cebolla y ricota Completa el relleno rehogando, junto con la cebolla, una penca de apio limpia y cortada en dados pequeños, hasta que esté tierna; añade 200 g de pechuga de pavo cortada en daditos y dóralos hasta que estén bien hechos. O aprovecha un resto de pollo asado que tengas en la nevera; quítale toda la piel y los huesecillos, desmenuza la carne y sofríela un par de minutos con la cebolla. También puedes incorporar a la masa un par de lonchas de beicon (retírales antes la corteza y las ternillas), cortadas en tiras finas y salteadas en una sartén sin aceite. Y, si te gusta que tenga una textura crujiente, añade 50 g de frutos secos troceados. Ralla una trufa negra pequeña y añádela a la mezcla de huevos y ricota para aromatizar el pastel, el contraste de sabores te asombrará. En el último momento, decora los platos con unas gotas de aceite de trufa para darle el toque del chef.