Si te aburren las presentaciones de siempre y buscas un buen primer plato o entrante con el que sorprender a las visitas o preparar una cena especial, esta receta va a llamar mucho tu atención porque tanto sus sabores como su presentación son superoriginales. Y además tiene la ventaja de que si no te gusta alguno de los ingredientes del relleno o de la salsa son fácilmente sustituibles por otros. Esta receta tiene dos claves importantes, la primera es la de cocer los mejillones. Si quedan un poco crudos no son nada agradables así que comprueba el punto antes de sacarlos. La segunda clave es que los calabacines queden al dente. En este caso no nos interesa que se pasen mucho porque la textura sería demasiado blanda y se nos desmontarían los paquetitos. La parte más fácil de este plato es la salsa. Siempre puedes recurrir a una salsa de tomate ya preparada pero lo cierto es que suelen tener sabores demasiado potentes que van a enmascarar el de los mejillones. Por eso te proponemos que hagas tu propia salsa. Esta receta es súper fácil y no lleva nada de tiempo. Te aseguramos que el resultado merece la pena. Consejos ¿Tienes algún comensal que no puede tomar alcohol? Si entre tus invitados hay alguna embarazada o alguna persona que tome medicación incompatible con las bebidas alcohólicas, aunque solo vayamos a utilizarlo en la cocción de los mejillones, merece la pena sustituirlo. Puedes emular el sabor entre ácido y dulce fácilmente añadiendo al agua medio vaso de vinagre de manzana y una cucharada de azúcar. En el caso de que no encuentres mejillones frescos puedes cambiarlos por mejillones en conserva. Mejor si están al natural porque si están en escabeche le van a dar un sabor mucho más fuerte a la preparación. También puedes sustituirlos por otro tipo de molusco o incluso por gambas o langostinos . En este caso te sugerimos que los cocines al ajillo. La mezcla de sabores quedará espectacular.