Hojaldres de Astorga o mielitos, dulce de Castilla y León típico de Todos los Santos

Si aprecias las recetas tradicionales, pero buscas simplicidad en la preparación, los hojaldres de Astorga o mielitos son la elección perfecta. ¡Descubre cómo hacerlos en casa!

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Ruth Puig

Periodista especializada en gastronomía

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Temporada:

Todo el año

Tipo Plato:

Postres

Precio:

€ €

Dificultad:

Fácil

Los hojaldres de Astorga, conocidos cariñosamente como mielitos, son una delicia tradicional de la encantadora ciudad de Astorga, en la provincia de León. Estos dulces hechos a base de hojaldre se sumergen en un tentador almíbar de miel, convirtiéndolos en un placer para todas las edades

Su simplicidad en la preparación, con ingredientes mínimos y un proceso sencillo, los hace accesibles para cualquiera que quiera disfrutar de su sabor único. Ya sea como acompañamiento para el café de la tarde o como postre en cualquier ocasión, los mielitos son una tradición que se celebra típicamente durante la festividad de Todos los Santos.

Además de tener un sabor delicioso, los hojaldres de Astorga reflejan la historia cultural de la región. En Astorga, estos dulces se han convertido en un símbolo de la gastronomía local y, a menudo, se preparan en reuniones familiares y en especial por Todos los Santos, transmitiendo la receta de generación en generación. 

Hemos recordado esta receta, y no podíamos dejar de compartir contigo el paso a paso. Toma nota del procedimiento detallado que te dejamos a continuación para no perderte ningún detalle si decides prepararlos en casa. 

Ingredientes paraHojaldres de Astorga o mielitos, dulce de Castilla y León típico de Todos los Santos

  • 1 plancha de hojaldre cuadrada
  • 200 mililitros de agua
  • 200 gramos de azúcar
  • Un chorrito de zumo de limón
  • 3 cucharadas soperas de miel
  • 1 huevo para pintar el hojaldre

1. Corta el hojaldre en cuadrados

Comienza cortando el hojaldre en cuadrados de aproximadamente 4x4 cm de lado. Esto formará la base de tus hojaldres. Luego, usa un descorazonador de manzanas o algo similar para hacer un agujerito en el centro de la mitad de los cuadrados de hojaldre. Estos agujeros serán parte de la decoración de tus hojaldres.

2. Monta los hojaldres

Pinta con agua la superficie de los cuadrados de hojaldre que no tienen agujero y coloca encima los cuadrados que sí lo tienen, como se muestra en las fotos. Coloca los hojaldres montados en una bandeja de horno.

3. Pinta con huevo y hornea

Pincela los hojaldres con huevo batido y luego hornéalos en un horno precalentado a 180 grados durante aproximadamente 15 minutos, o hasta que el hojaldre haya subido y esté dorado por encima.

4. Preparar el almíbar

Mientras los hojaldres se hornean, prepara el almíbar. En un cazo, combina agua, azúcar, miel y un chorrito de zumo de limón. Lleva la mezcla a ebullición a fuego medio y déjala hervir durante unos 5 minutos.

5. Baña los hojaldres en el almíbar

Retira el almíbar del fuego y permite que se temple. Luego, sumerge los hojaldres en el almíbar hasta que estén bien remojados. Colócalos en una rejilla para que escurran y enfríen por completo. Una vez enfriados, ya puedes disfrutar de tus hojaldres. Si los guardas en una lata hermética durante un día, estarán aún más tiernos. ¡A disfrutar!

Los hojaldres de Astorga no solo son un manjar típico de allí, sino que también son una forma espectacular de explorar la riqueza gastronómica de Castilla y León. Al prepararlos, estarás conectando con una tradición que sigue permaneciendo a lo largo de los años, y cada bocado te llevará a esta encantadora ciudad. Además, son perfectos para compartir en reuniones familiares o con amigos, creando momentos inolvidables alrededor de la mesa.

Para conservar la frescura y sabor de los hojaldres de Astorga, guárdalos en un recipiente hermético a temperatura ambiente. Este truco permitirá que mantener su textura crujiente durante más tiempo, para que puedas disfrutarlos en cualquier momento. Si tienes invitados o quieres llevar un detalle especial, este es el dulce perfecto para compartir. ¡Un regalo delicioso y lleno de historia!

Al disfrutar de estos dulces, puedes acompañarlos con una infusión o como bien hemos comentado antes, con un buen café, consiguiendo una combinación excepcional. No dudes en experimentar con la presentación, utilizando moldes o decoraciones que le den un toque personal.

Si aún no los has probado, ¡anímate a prepararlos! Cada paso en la receta es una oportunidad de conectar con la historia y el cariño que envuelve a este postre. Así, con cada mielito, además de disfrutar de un dulce casero, pasa a formar parte de una costumbre que merece ser compartida y celebrada.

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