Guisantes salteados con beicon y cebolleta, receta exprés muy saludable

¿Tienes unos buenos guisantes? Pues solo con cocerlos y acompañarlos de un poco de beicon, vino blanco, pimentón y unas cebollitas salteadas te quedarán riquísimos

Aurora Gonzalo
Aurora Gonzalo

Periodista especializada en gastronomía

Guisantes_con_beicon_y_cebolleta
Cocina Fácil
25 min

4

(18 votos)

Dieta:

Mediterránea

Temporada:

Todo el año

Primavera

Tipo Plato:

Primeros platos y entrantes

Precio:

€ €

Dificultad:

Fácil

En este salteado, los guisantes son el protagonista indiscutible. Su color verde vibrante y su sabor dulce se complementan a la perfección con los trozos crujientes de beicon, que añaden una nota salada y ahumada a cada bocado. Las cebollitas, por su parte, aportan suavidad y un toque de dulzura caramelizada que eleva el plato a otra dimensión.

La preparación de este salteado es rápida y sencilla, pero el resultado es una combinación de sabores y texturas que deleitarán a tus sentidos. Los guisantes, beicon y cebollitas se cocinan en una sartén caliente, resaltando sus sabores naturales y creando una armonía perfecta de ingredientes.

Este plato es una excelente opción como guarnición para cualquier comida, o incluso como un plato principal ligero y sabroso (puedes añadirle un huevo poché para completar los nutrientes). La versatilidad de este salteado lo convierte en un imprescindible en tu repertorio culinario.

Ingredientes paraGuisantes salteados con beicon y cebolleta, receta exprés muy saludable

  • 600 gramos de Guisantes frescos desgranados (o congelados)
  • 300 gramos de Cebollitas
  • 200 gramos de Beicon en lonchas
  • 100 mililitros de Vino Blanco
  • 300 mililitros de Caldo De Verduras
  • ½ cucharaditas de Pimentón ahumado
  • 1 hoja de Laurel
  • Aceite De Oliva
  • Sal
  • Pimienta

1. Prepara los guisantes

Lava los guisantes, ponlos en una cazuela con abundante agua salada y cuécelos unos 5 minutos. Escúrrelos y deja enfriar para frenar la cocción y que no pierdan el color verde. Si utilizas guisantes congelados, puedes saltarte este paso.

1. Prepara los guisantes

2. Sofríe las cebollas

Pela las cebollitas y sofríelas con 4 cucharadas de aceite durante 5 minutos, removiendo de vez en cuando con cuidado. 

3. Añade el beicon

Limpia el beicon, retirando la corteza y las ternillas, y trocéalo. Incorpora la mayor parte del beicon y la hojita de laurel lavada, y deja cocer durante un par de minutos, mezclando de vez en cuando.

4. Añade los guisantes

Salpimienta e incorpora el pimentón. Remueve hasta que se integre, vierte el vino y cuece unos minutos hasta que se evapore el alcohol. Añade el caldo y los guisantes y cuece unos 6 o 7 minutos más, hasta que las cebollas estén tiernas. 

5. Termina el plato

Fríe el resto del beicon en un poco de aceite, hasta que esté bien crujiente, y retira. Reparte los guisantes y las cebollitas en platos, y sírvelos con el beicon frito.

El truco

Añade unos daditos de jamón serrano (o de jamón cocido) en lugar del beicon.

¿Mejor con guisantes frescos o congelados?

Los guisantes son una buena fuente de proteínas, fibra y vitamina C. Una ración de guisantes tiene casi tanta proteína como un huevo, no llega a un gramo de grasa, y cero colesterol. También aportan minerales, como el fósforo y el potasio.

Los guisantes frescos, que tienen una temporada muy corta en primavera, son ideales cuando se busca una experiencia culinaria de otro nivel. Son tan apreciados que incluso les llaman el oro verde de la cocina.

Y los guisantes congelados son una excelente opción para disponer de guisantes durante todo el año, ya que se mantienen frescos y listos para usar en cualquier momento. Ambas opciones ofrecen una variedad de posibilidades culinarias y pueden adaptarse a diferentes preferencias y necesidades en la cocina.

Estas son las principales diferencias entre guisantes frescos y congelados:

Textura

Los guisantes frescos son firmes y crujientes, tienen una textura más al dente. Los congelados, en cambio, son más tiernos una vez cocinados.

Sabor

Los guisantes frescos tienen un sabor dulce y pronunciado, especialmente cuando se consumen inmediatamente después de ser recolectados. Los congelados retienen parte de su dulzura natural, pero su sabor puede ser ligeramente menos intenso.

Preparación

Los guisantes frescos requieren un poco más de tiempo para preparar, ya que debes desgranarlos de las vainas antes de cocinarlos. Los congelados, en cambio, ya vienen listos para usar y se pueden añadir directamente a los platos sin descongelarlos previamente.

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