Crème brûlée con crumble casero, un clásico francés con un toque moderno que te hará brillar en Navidad

Es fácil de hacer, rápido de preparar y delicioso de comer. A este postre servido en vasito no le falta de nada para convertirse en el rey de tus comidas navideñas

victor fernandez cocina facil
Víctor Fernández

Redactor y cocinero

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Cocina Fácil / RBA / Cristina Alvarez

Crème brûlée con crumble
Cocina Fácil / RBA / Cristina Alvarez
4 personas
35 min

5

(1 voto)

Dieta:

Mediterránea

Temporada:

Todo el año

Técnica:

Horno

Tipo Plato:

Postres

Precio:

€ €

Dificultad:

Fácil

Si buscas un postre que combine sabor, textura y presentación impecable, la crème brûlée con crumble es lo que necesitas. Se prepara en apenas 10 minutos (más el tiempo de horno) y consigue un resultado que parece de alta repostería. Tienes que preparar este postre, cada cucharada en una explosión de sabores y texturas difícil de explicar.

La crème brûlée es un clásico de la cocina francesa y su origen se remonta al siglo XVII. La versión tradicional lleva una capa de caramelo cristalizado en la superficie (como la crema catalana), pero aquí la combinamos con un crumble, un añadido británico que le da un toque contemporáneo y un delicioso contraste crujiente. Una mezcla de culturas culinarias que a mi modo de ver encajan a la perfección.

Aunque suene a receta complicada, obtener resultados de restaurante de primera categoría es mucho más fácil de lo que parece. Los ingredientes son económicos, facilísimos de encontrar y además la receta es muy sencilla. Tan solo preparar la crema, hornear el crumble, un poco de paciencia y tan solo te quedará montar el postre. Te aseguro que el resultado final parece mucho más elaborado de lo que realmente es. ¡Vas a aquedar como un auténtico maestro pastelero!

Ingredientes paraCrème brûlée con crumble casero, un clásico francés con un toque moderno que te hará brillar en Navidad

  • Para la crème brûlée
  • 110 ml de nata para montar
  • 140 ml de leche
  • 50 g de azúcar
  • 2 yemas de huevo
  • 6 g de maicena
  • ½ cucharadita de extracto de vainilla
  • Para el crumble
  • 1/2 taza de mantequilla
  • 1/2 taza de azúcar
  • 1 taza de harina
  • 1 pizca de sal

1. Prepara el crumble

En un cuenco amplio, mezcla la harina junto con el azúcar, después añade la mantequilla, partida en cubitos, agrega una pizca de sal para realzar los sabores y amasa con las manos hasta obtener una textura arenosa. Luego, extiende la mezcla sobre una bandeja de horno, cubierta de papel sulfurizado, y hornea a 180 °C durante aproximadamente 20 minutos. Remueve a la mitad de cocción para asegurar que se dore de manera uniforme. Una vez listo, saca la bandeja del horno y deja enfriar.

2. Haz la crema

Bate las yemas de huevo junto con siete cucharaditas de azúcar, luego incorpora seis cucharaditas de leche y bate de nuevo. Diluye la maicena en un poco de leche y resérvala. En un cazo, calienta la nata junto con la leche restante, el azúcar y el extracto de vainilla, removiendo constantemente para evitar que se pegue y también que llegue a hervir. Retira del fuego y añade la mezcla de maicena y la de yemas, integrándolas bien. Regresa al fuego bajo y remueve hasta que espese, alcanzando la consistencia de unas natillas. Finalmente, retira del fuego y continúa removiendo para que enfríe ligeramente.

3. Monta el postre

Coloca una base generosa de crumble, añade tres cucharadas de la crema y finaliza con más crumble en la parte superior. Deja los postres en la nevera para que se enfríen antes de servir.

El truco

Para un crumble más crujiente, añade un puñado de frutos secos picados a la mezcla antes de hornear. ¡El resultado será espectacular!

Nosotros lo hemos presentado en vasitos individuales, ideales para momentos elegantes. Sin embargo, puedes personalizarlo a tu estilo. Una idea sería montar el postre en una fuente grande para compartir, añadir frutas frescas como frambuesas o decorar con hojas de menta para darle un toque más fresco. ¡Tú eliges, el único límite es tu imaginación!

También, en lugar de vasitos puedes emplear copas tipo cóctel, lo importante es que sean transparentes para que se vean las capas de diferentes ingredientes (crema y crumble). 

Y para que el crumble no pierda su punto crujiente, que es el que lo caracteriza y le da magia, mi consejo es que esperes hasta el último momento para preparar los vasitos. Puedes tener todas las elaboraciones preparadas (el crumble en un recipiente hermético para que la humedad no lo reblandezca y la crema, tapada con film plástico a piel, es decir, tocando la superficie de la crema para que no se reseque y se forme una costra). Montar los vasitos será un momento.

Una de las cosas que más me gustan de este postre casero es su versatilidad. Puedes sustituir el extracto de vainilla por ralladura de naranja o limón, o usar azúcar moreno en el crumble para darle un sabor tostado que a mí personalmente me encanta. Si prefieres una versión sin gluten, utiliza harina de almendra o avena en lugar de harina de trigo. Sea como sea este postre siempre triunfa.

Si todavía te lo estás pensando, déjame decirte que este es uno de esos postres que enamoran a primera vista y al primer bocado. Fácil, rápido y delicioso, es perfecto para cualquier ocasión. Atrévete a prepararlo y sorprende a tus comensales con esta fusión de cocina francesa e inglesa.

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