Si un postre lleva leche condensada , ya me ha ganado el corazón desde el primer bocado y es que esa crema dulce y empalagosa es una de mis debilidades... Esta receta no solo lleva leche condensada, sino que además tiene bizcocho y yogur como ingredientes principales ¡mejor imposible! Me quito el sombrero ante este postre, porque de esta mezcla de ingredientes suculentos no puede salir nada más que una auténtica delicia para los sentidos. No hay mejor manera de cerrar una buena comida que con algo así, cremoso y con ese toque dulce que tanto gusta. Este postre es el colofón perfecto para una comida con amigos. Es fresco, viene cargado de sabor y lo mejor de todo, es que no es pesado. Nos encontramos ante el dulce perfecto para esas sobremesas que se alargan entre risas, donde todos disfrutan de cada cucharada. Además, la combinación del bizcocho con el yogur le da ese toque clásico, tan de casa que te hará preguntarte cómo puede algo tan simple ser tan delicioso. Y lo mejor de todo es que esta receta no solo es deliciosa, sino también facilísima de preparar . ¿Económica? ¡También! No necesitas ingredientes complicados ni mucho tiempo en la cocina. Con unos pocos pasos tendrás un postre de nivel tan aparente que parecerá que has dedicado horas a su elaboración. ¡Ideal para esos días en los que quieres lucirte, pero sin complicarte demasiado en la cocina! Si quieres darle un aire más festivo a esta receta, puedes añadir sirope de caramelo, agregar unas frutas del bosque o incluso aderezar con una reducción de vino dulce, mi abuela siempre lo preparaba con un toque de vino Sansón y le quedaba un postre increíble. Este toque extra aportará un contraste de sabores que hará de este postre algo aún más sofisticado. También puedes cambiar las fresas por frambuesas o moras para darle un look más navideño y elegante. ¡El resultado será de auténtico lujo! Si buscas una versión más económica , opta por utilizar bizcocho sobrante o algún pan dulce. Simplemente tuéstalo ligeramente para recuperar el crujiente, ¡nadie notará la diferencia! También puedes reducir la cantidad de almendras o sustituirlas por nueces o avellanas que tengas a mano. La presentación lo es todo. Cuando sirvas este postre, elige copas de cristal o pequeños tarros individuales. No solo se verán elegantes, sino que también darán ese aire especial que merece un buen postre. Además, si las decoras con una hojita de menta fresca o un poquito de ralladura de limón, le darás un toque de color que hará que cada copa sea irresistible a la vista. ¡La presentación siempre cuenta! Yo ya estoy pensando en hacer estas copas para mi cena de Navidad. Es un postre que nunca falla y te aseguro que con lo ligeras que son tus comensales podrán comerse postre sin sentirse demasiado llenos. Acompañado de un buen café o un vino dulce, este postre será la guinda perfecta para una comida de fiesta. Así que, si quieres sorprender a todos sin complicarte, no dudes en probarlo. ¡Les va a encantar!