Los calamares siempre están buenos pero si los hacemos rellenos, todavía más . En este caso, se rellenan de una combinación de verduras de esas que solemos tener siempre en la nevera: puerros, zanahorias, calabacines... junto con las patitas y las aletas bien picadas a los que se le da cuerpo con pan remojado en leche y huevo batido. El toque divertido lo ponen las aceitunas , que siempre añaden sabor y textura a todos los platos a los que se incorporan. No tiene ningún misterio prepararlos en realidad pero sí que hay que darse algo de maña al rellenar los calamares. Deben estar bien limpios por dentro pero luego no hay que saturarlos de relleno o se saldrá por todas partes. Ayúdate de unos palillos para cerrarlos y evitar que se salga cuando los cocines. Una vez los tengas hechos, en la misma sartén se rehogan unos ajos y cebollas y se añade el vino, el tomate y la sal para hacer una salsa en la que se terminen de cocinar los calamares. Hay que realizar este último paso con la tapa de la cazuela, o la sartén, puesta para evitar que el líquido se evapore y conseguir así que los sabores se integren bien. Consejos: Sustituye el vino blanco para hacer la salsa por un vaso de agua con una quinta parte de vinagre de manzana y una cucharadita de azúcar. De esta manera podrán tomar el plato tanto niños como personas que no puedan consumir nada de alcohol. Aunque gran parte se evapora durante la cocción, siempre es mejor prescindir de él para estos grupos. Utiliza una salsa de tomate casera para preparar el plato y ganará muchísimo en sabor.