Los bizcochos de dos sabores parecen muy complicados de hacer pero el truco está en hacer dos masas por separado e ir vertiéndolas de manera alternativa en el molde. Puedes crear muchos dibujos diferentes dependiendo de lo que te quieras "complicar". Nosotras, en la receta, te contamos cómo conseguir un efecto amarmolado que queda precioso cuando se corta el bizcocho pero hay otras tácticas. Por ejemplo, si usas un molde redondo en lugar de uno rectangular puedes ir añadiendo una masa y otra siempre en el centro del molde . Solo necesitas un cucharón o un cazo o incluso ir vertiendo la masa directamente del bol en el que la hayas preparado. De esta forma se crea algo parecido al dibujo de la piel de las cebras una vez cortes el bizcocho. En los moldes rectangulares, puedes ir poniendo una tras y otra con dos mangas pasteleras pero si no tienes hay otro truco. Verterlas de forma alternativa desde el propio bol y luego, con un palito de brocheta, introducirlo en la masa, y trazar una línea de un lado a otro del molde por el centro o trazar dos líneas, una a cada lado. A los más pequeños les encantará comprobar qué dibujo sale una vez cocinado el bizcocho. Consejos: Sirve este bizcocho en una merienda acompañado de una taza de chocolate, un café con leche o un té. Y cuando las temperaturas son elevadas, un vaso de horchata o de leche merengada o incluso con helado. Cubre el fondo del molde con unos frutos secos muy picados antes de añadir la masa, así se formará una costra crujiente y le darás un toque especial. Puedes usar almendras, avellanas o nueces.