¿Tú cómo sueles cocinar las berenjenas ? Lo más fácil es hacerlas a la plancha, fritas, rebozadas o al horno, rellenas con carne o con verduras. Pero hay muchas más recetas que se pueden preparar con esta hortaliza tan mediterránea (aunque muchos documentos aseguran que su origen está en el sudeste asiático). De entre las recetas que tienen a la berenjena como protagonista, hoy te proponemos una con la que vas a encandilar a todos, incluidos los niños, porque las albóndigas con tomate son un plato que suele triunfar entre los más pequeños. En realidad, estas están a medio camino entre las albóndigas y las croquetas , porque se pasan por huevo batido y pan rallado y se fríen. Algo que debes tener en cuenta cuando cocines berenjenas es que su pulpa, al entrar en contacto con el aire, se oxida fácilmente y se ennegrece . Una buena manera de evitarlo es sumergirlas en agua con sal y limón o vinagre, pero para este plato no te lo recomendamos, porque se empaparían demasiado y el agua podría afectar a la textura de las albóndigas. Así que solo tienes que trabajar rápido y asar las berenjenas justo después de cortarlas. Y si triunfas con estas albóndigas de berenjena, otro día puedes probar con las albóndigas de ternera con garbanzos y tomate (una buena receta para introducir legumbres en tu dieta), la tarta de albóndigas con patatas, queso y bechamel , las albóndigas de pavo al curry con setas o las albóndigas rellenas de queso . Cómo hacer salsa de tomate casera para tus albóndigas de berenjena: Ralla 1 quilo de tomates maduros pelados y póchalos en una sartén con un par de cucharadas de aceite de oliva. Cocina a fuego medio, hasta que suelten el agua y esta se evapore. Entonces, justo cuando el tomate empieza a reducir, es el momento de añadir sal, pimienta y un poquito de azúcar, para contrarrestar los ácidos del tomate. Deja reducir la salsa hasta que tenga la consistencia que deseas. Si quieres que quede aún más fina, puedes pasarla por un colador chino. Rectifícala de sal y pimienta y empléala para tus recetas, o guárdala en un tarro hermético para otro día (en la nevera te aguantará bien hasta una semana).