Dulce típico de las fiestas de San Froilán en León, una de las celebraciones más populares de esta ciudad, estas rosquillas, también llamadas rosqui-churros, son una auténtica delicia para el paladar.
Y es que quedan supercremosas y con un delicado sabor a ron o a anís, que, a la que las lleves a la mesa, será imposible comer solo una.
Muy fáciles de hacer
Realizadas con ingredientes que todos tenemos en la cocina, estas rosquillas de San Froilán son tan sencillas de realizar que incluso los reposteros con poca maña saldrán airosos.
A la hora de formar las rosquillas, ten presente que debes usar una boquilla de estrella cerrada. Así conseguirás que tengan su forma rallada tradicional. Si utilizas una de estrella abierta, quedarán igual de ricas, pero perderán toda su gracia.
Y un apunte más: a la hora de freírlas, no pongas muchas rosquillas a la vez y déjalas solo el tiempo justo para que queden doraditas por fuera, pero supertiernas por dentro. Así quedarán perfectas.
Rosquillas de San Froilán
Para 4 personas
Ingredientes
- 100 gramos de harina
- 50 gramos de mantequilla
- 180 mililitros de leche entera
- 1 pizca de sal
- 2 huevos talla L
- 15 gramos de azúcar
- 10-15 mililitros de ron o de anís
- 85 gramos de azúcar glas
- 20 ml de agua
- Aceite de girasol
Paso a paso
Calienta la leche
Vierte la leche en un cazo, agrega la mantequilla, el azúcar, una pizca de sal y un chorrito de anís o de ron. Pon a calentar y, cuando la mantequilla se haya fundido, remueve para que todos los ingredientes se mezclen bien.
Incorpora la harina
Cuando la leche empiece a hervir, reduce el fuego a baja potencia, agrega la harina de golpe y remueve con una cuchara de madera hasta que quede una masa consistente y homogénea que no se pegue a las paredes de la olla. Retira del fuego y deja que repose entre 10 y 15 minutos.
Agrega los huevos
Incorpora los huevos, de uno en uno, y remueve hasta que quede una masa ligeramente fluida. Colócala en una manga pastelera con una boquilla de estrella cerrada.
Forma las rosquillas
Corta unos cuadraditos con papel de horno y, con la ayuda de la manga pastelera, forma unos círculos con la masa.
Fríelas en aceite
Vierte el aceite en un cazo y, cuando esté bien caliente, incorpora las rosquillas con el papel hacia arriba. Cuando estén doradas por un lado, dales la vuelta y fríelas por el otro. Resérvalas en un plato con papel absorbente de cocina y déjalas enfriar.
Prepara el glaseado
Coloca el azúcar glas en un cuenco pequeño, agrega un poquito de agua, de ron o de anís y remueve hasta que adquiera una textura entre líquida y espesa. Unta la parte superior de las rosquillas con el glaseado y colócalas sobre una rejilla hasta que el glaseado se endurezca.
Un dulce del siglo pasado
Todo parece indicar que el origen de estas rosquillas no tiene muchos años. Fueron creadas a finales de los años 70 del siglo pasado por el conocido maestro leonés Santiago Pérez, de las confiterías ‘La Coyantina’, pero no tuvieron mucho éxito.
Años más tarde, la confitería ‘Asturias’ volvió a probar suerte y esta vez triunfó. A partir de ese momento, las rosquillas de San Froilán se extendieron por todas las pastelerías de la ciudad.
Atención a la masa
La masa de las rosquillas de San Froilán queda muy cremosa y durante la fritura se podría deshacer. Para poder manipular las rosquillas mejor y sin necesidad de tocarlas, lo ideal es formarlas sobre un trocito de papel de horno y, luego, freírlas directamente con el papel.
No te preocupes porque a la que las pongas sobre el aceite caliente, el papel se desprenderá enseguida y lo podrás retirar sin problemas.
Otra manera, es guardarlas unos minutos en el congelador para que se endurezcan ligeramente.
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