De color rojo intenso, amarillo o verde, más redonditos o en forma de pera, pero siempre de pequeño tamaño, los cherrys cautivan a todo el mundo. Y es que estos tomatitos, llamados así por su gran parecido con las cerezas, destacan por ser muy jugosos y tener un sabor dulce y menos ácido que los tradicionales.
Presentes en el mercado durante todo el año, además de usarlos como ingrediente decorativo en ensaladas, como guarnición de platos de carne o pescado o como parte de canapés y brochetas, se pueden utilizar en infinidad de recetas.
Si te apetece darles un mayor protagonismo en tu mesa y estás buscando alguna idea resultona, fíjate en las tres sugerencias que te descubrimos a continuación. Además de ser muy fáciles, están para chuparse los dedos.
1. Frittata de tomatitos y queso
¿Quieres sorprender a los tuyos con un plato lleno de color y sabor? Atrévete a realizar una rica fritatta de tomatitos y queso. Esta preparación, típica de la gastronomía italiana, similar a nuestra tortilla, es muy sencilla de hacer y queda espectacular.
Su particularidad es que se empieza a preparar en una sartén, pero acaba cuajándose en el horno. En esta ocasión, se elabora con tomatitos de colores.
2. Quiche de tomates cherry y queso de Burgos
Suaves y gustosas, las quiches siempre son bien recibidas en las mesas. La propuesta de hoy, llena de sabores mediterráneos, se prepara con queso de Brugos, cebolleta, zanahoria y, evidentemente, también lleva unos tomatitos cherrys.
No te la pierdas porque, además de ser baja en calorías, es apta para personas que siguen una alimentación vegetariana.
3. Berenjena gratinada con beicon y tomatitos
Esta receta es tan sencilla que, a la que la pruebes, se convertirá en una de tus preferidas. Solo hay que cortar unas berenjenas en láminas finas, rellenarlas con unas lonchas de queso mozzarella, tomates cherry y daditos de beicon, agregar unas hojitas de albahaca picaditas y aceite de oliva por encima y… al horno.
En 10 minutos las tendrás listas. Antes de rellenar las berenjenas, acuérdate espolvorearlas con sal y dejarlas reposar unos minutos. Así evitarás que estén amargas.