Qué vino elegir para cada plato

Maridar vino y comida es una tradición que genera opiniones en contra y a favor. Hay varias maneras de hacerlo, pero ten en cuenta que elegir según tu propio gusto es un buen comienzo.

Isabel Acevedo
Isabel Acevedo

Periodista gastronómica

Maridajes de Navidad
Stocksy

Maridar vinos y platos es un tema que suscita controversia porque, como dice el refrán, “para gustos se hicieron los colores”. Y aunque es cierto que hay mucha literatura al respecto, el maridaje se basa en experimentar con los distintos sabores, teniendo en cuenta la forma en la que se han preparado los platos y el peso del vino en la comida.

1. Maridaje por asociación

Es la forma clásica: elegir un vino que complemente a la comida. Blanco con pescado, tinto con carnes o postres con vinos dulces. Se establece una relación entre color, sabor, sensaciones y aromas. Ni el vino ni el alimento sobresalen ni se solapan. Para una comida contundente, un vino con cuerpo, y para una más ligera, uno poco intenso.

2. Maridaje por contraste

Es una manera de maridar vinos y platos, en la que el equilibrio se busca a través de sensaciones opuestas. Se trata de establecer una conexión acertada entre sabores dispares como dulce-salado, picante-dulce, ligero-cremoso... Por ejemplo, saborear un poco de queso de Cabrales (de gran potencia) con un vino dulce; una asociación que, en principio, podría no parecer la mejor pero donde cada sabor desempeña su papel, creando nuevas sensaciones en el paladar.

Vino blanco, tinto y rosado
Istock

3. Maridaje en vertical

No solo el maridaje es por afinidad o por oposición, también hay que tener en cuenta el orden en que se sirven los vinos. Es decir, los blancos antes que los tintos, los jóvenes antes que los de más edad, y los de menos graduación, por delante de los de mayor grado. Y mejor no servir más de 3 vinos distintos, pues las papilas gustativas se saturan.

4. Ideas para maridar el menú

Elegir el vino que mejor va con cada plato es una tarea más sencilla de lo que parece, ya que guiarse por el gusto de cada uno es una de las mejores referencias.

En cualquier caso, nada mejor que un cava Brut Nature para empezar una comida o una cena copiosas. Es ligero y va genial con mariscos, patés o canapés de lo más variado. También un vino blanco joven o un rosado pueden ser dos buenas alternativas.

5. Qué vino elegir para cremas, sopas y entrantes...

Consomés, sopas de marisco y de pescado son primeros clásicos en nuestras mesas. Un fino o un oloroso de Jerez son buenos compañeros, pero también un blanco con crianza o un tinto joven, más ligero.

6. Qué vino elegir para platos de pescado

Besugo, rodaballo, rape, merluza o salmón, pescados tradicionales en estos días, se asocian a vinos blancos, pero un pescado al horno encaja muy bien con un blanco fermentado en barrica, y a un pescado azul le va genial un tinto joven. Si el pescado está guisado, prueba a maridarlo con un cava.

7. Qué vino elegir para recetas de carne

A más sabor, más intenso debe ser el vino. Aves como pollo o pavo (aunque estén rellenas) son fieles a blancos, rosados o espumosos. Para cordero, ternera o cabrito, utiliza un tinto con cuerpo, de crianza o reserva.

8. Qué vino elegir para los postres

Aunque quizá menos conocidos, existe una importante variedad de vinos perfectos para acompañar los postres. El cava, tanto blanco como rosado, y también el champagne, son una buena opción, a la que se suman otros como el cream, el moscatel y el Pedro Ximénez. Son vinos que realzan y acompañan los dulces de Navidad.

  • Con los más clásicos. Turrón de Jijona o Alicante, mazapán o polvorones tienen en el vino de uva moscatel un fiel compañero. La mezcla de miel, almendra, huevos..., y el dulzor nada empalagoso de este vino combinan genial.
  • Tartas, roscón... Con las tradicionales tartas tipo milhoja, los merengues o, cómo no, el roscón de Reyes, aparece el cream como una de las mejores alternativas. Un vino que en boca recuerda a caramelo, pero que no empalaga.
  • Con chocolate. Tartas o bombones con el chocolate como protagonista armonizan a la perfección con un Pedro Ximénez o con un tinto dulce.
  • Para postres rellenos de fruta (naranja, fresa...), no hay mejor elección que un moscatel.