Los plátanos son fruta universal por excelencia en las cocinas de las casas de casi cualquier país. Su dulce sabor, su rica textura y, desde luego, su gran aporte calórico y de carbohidratos le convierten en un producto alimenticio de primer orden y muy fácil de consumir en crudo o cocinado.
Sin embargo, conservarlos adecuadamente no es tan fácil -normalmente suelen madurar muy rápido- y podrían deteriorarse antes de que se lleguen a consumir. Guardarlos a temperatura ambiente o en el frigorífico es lo más habitual, pero no en todos los casos es lo más adecuado del todo.
En la cesta de la fruta, casi la mejor opción
La alternativa más óptima es almacenar plátanos o bananas a temperatura ambiente, en un lugar fresco y que esté ventilado. Ponerlos en una cesta sería, por tanto, la mejor solución. Eso sí, importantísima esta recomendación: mantenlos en todo momento muy lejos de otras frutas como peras o manzanas, pues estas liberan etileno, un gas natural que adelanta el proceso natural de maduración del plátano, poniéndolo de color negro en solo días.
Si hiciéramos una encuesta, seguramente la mayoría de los preguntados dirían completamente seguros que el frigorífico es el mejor sitio para guardarlos, pero, sin embargo, el frío puede conseguir que la piel se oscurezca rápidamente. Eso sí, en estos casos aunque la apariencia no sea la mejor, lo cierto es que la fruta en su interior seguramente esté buena.
Sobre la despensa
Así pues, si ni si lugar es ideal en la cesta de fruta al aire libre -por el problema del etileno mencionado- ni el frigorífico, ¿cuál es el sitio más óptimo donde almacenar tus plátanos? Encontrar un lugar intermedio, no demasiado frío pero sí fresco, es lo más importante. Una simple despensa es, por ejemplo, la estancia más adecuada donde almacenar los plátanos.
Hay más consejos para la buena conservación de esta fruta tan versátil a la hora de consumirla. Si prevés no consumirlos en mucho tiempo, hay un truco verificado que ayuda a perdurar su buen estado en días. Se trataría, simplemente, de envolver el grueso tallo de racimo con papel film. La técnica, muy fácil de llevar a cabo, retrasa en buena medida la liberación del etileno del propio plátano. Eso sí, sería importante que sustituyeras el plástico si se humedece para asegurarte de la efectividad del remedio casero.
Otras alternativas para la buena conservación del plátano
Pero hay más alternativas efectivas. La congelación del plátano es posible y es la opción más segura si quieres tenerlos guardados durante un tiempo indeterminado. Lo mejor es, antes de meterlos en el congelador, pelarlos y cortarlos en rodajas. Una fácil tarea que evita que se desperdicien y terminen en el cubo de la basura.
Profundicemos también en la falsa ‘verdad’ absoluta de que el plátano no se puede comer en cuanto se le pone la cáscara oscura. Es algo que puede suceder en algunos casos, pero no siempre quiere decir que su interior sea incomestible. Es más, en muchos de los supuestos, puede querer decirnos que la rica fruta está en el punto máximo de su dulzura, permitiéndonos elaborar ricos batidos naturales o postres sin tener que añadir azúcares o edulcorantes.
Cuándo son incomestibles los plátanos
Verdaderamente, un plátano o banana es incomestible solo cuando su cuerpo interior está blando, desprenda un olor fuerte o contenga moho. En estos tres supuestos no hay que pensarlo, tira directamente el producto al contenedor de los alimentos orgánicos.
El plátano, que principalmente se usa para elaborar postres dulces, es un buen aliado en Navidad. Un buen ejemplo es este postre que te traemos, ‘Plátano asado con helado de vainilla y chocolate templado’. Su preparación es muy sencilla, y el resultado será éxito asegurado entre tus comensales.
Para cuatro personas. Pela y trocea cuatro plátanos en forma de prisma y ponlos en una bandeja con papel de horno espolvoreado con 20 gramos de azúcar moreno. Sobre ellos pon otros 20 gramos repartidos, una pizca de pimienta y algo de sal.
Postre navideño con plátano, helado y chocolate
Mételo todo en el horno a la temperatura de 200 grados hasta que el azúcar se caramelice. Ya, una vez fuera, espera a que los trozos de plátano se templen y añade una bola de helado de vainilla cerca y una cobertura de chocolate fundido por arriba. El resto de chocolate, unos 100 gramos, se pone en una salsera a parte para que cada comensal se ponga la cantidad que le apetezca.
Esta propuesta para poner el broche final de la cena de Navidad o Nochevieja, es además una buena alternativa desde el punto de vista de la nutrición. El plátano aporta una buena dosis de potasio y magnesio, mientras que el chocolate ofrece una digna cantidad de minerales -zinc, calcio o cobre, entre otros- y antioxidantes.