Has ido a la verdulería y no has podido evitar comprar una calabaza . Has hecho bien, es otoño y las calabazas están en su mejor momento . Pero, al llegar a casa, la miras y no sabes muy bien qué hacer con ella. Es tan grande... No te preocupes. Lo bueno es que la calabaza se puede congelar sin ningún problema . Congelar una calabaza en crudo Así como hay hortalizas, como las alcachofas, que no se pueden congelar crudas, la calabaza sí. Lo ideal es que la peles primero, que le quites las semillas y que luego trocees la pulpa en dados de unos 2-3 centímetros de lado. Luego, utiliza la parte que necesites para preparar el plato que prefieras (una crema , un guiso de garbanzos con calabaza ...) y congela el resto de la pulpa en varias bolsas de congelación. Congelar una calabaza asada Sí, también puedes congelar la calabaza una vez la hayas asado en el horno , entera o troceada. Recuerda que deberás cocerla en el horno precalentado a 200º entre 30 minutos y 1 hora, en función del tamaño de la calabaza. Una vez la tengas cocida, pélala y extrae la pulpa. Ya puedes guardarla, mejor en porciones, en el congelador. Cuando la descongeles, esta pulpa ya cocida te servirá para elaborar masas de bizcochos , como esta quesada de calabaza , engordar salsas o preparar unos noquis de calabaza espectaculares. Congelar crema de calabaza Si has cocinado una crema de calabaza y te ha sobrado, puedes conservarla en el congelador y tener el tupper listo para cualquier otro día. Ponla en un recipiente hermético (o en varios, según la cantidad de crema que tengas), y congélala. A la hora de descongelarla, puede que su textura haya cambiado y que parezca que se haya cortado. Pero si la calientas en un cazo al fuego y le vuelves a dar un golpe de batidora , volverá a estar tan perfecta como el día que la cocinaste. Otra opción para congelar la crema de calabaza es hacerlo en una cubitera . Así lograrás tener unos deliciosos cubitos llenos de sabor otoñal con los que hacer una salsa, por ejemplo para un plato de pasta. Recuerda que para descongelar alimentos, lo ideal es hacerlo de manera progresiva, dejarlos primero en la nevera para que vayan perdiendo frío (mejor sobre una rejilla o colador), para poder recoger el agua que sueltan al descongelarse y que esta no se mezcle con los alimentos.