La calabaza es uno de los productos estrella de la temporada de otoño, que puede encontrarse fácilmente en plazas de abastos y supermercados a un precio bastante razonable.
Con un 90% de agua, y rica en betacarotenos, antioxidantes, vitaminas y minerales, la calabaza está repleta de nutrientes esenciales para nuestro organismo.
Además es una hortaliza muy versátil, ya que podemos cocinarla de múltiples maneras para elaboraciones tanto dulces como saladas.
Si quieres beneficiarte de todas sus propiedades y disfrutar plenamente de su sabor, evita cometer estos 10 errores a la hora de cocinarla:
1. Confundir las variedades de calabaza
Dependiendo de cada variedad, podrás cocinarla de una manera u otra, por ello distinguirlas es fundamental. La calabaza vasca, esa que encuentras troceada y envasada en el supermercado, es ideal para hacer sopas y purés. La butternut o cacahuete, de una tonalidad clara anaranjada y de forma alargada, quedará genial asada en estofados o para recetas dulces, mientras que la moscada de la Provenza, la típica de Halloween, es la más indicada para hacerla puré e incorporarla a pasteles de calabaza.
2. Elegir la calabaza sin haberla dejado madurar
No hay nada peor que llevarnos a casa una hortaliza que aún no haya madurado ya que estará demasiado dura y además resultará insípida. Para saber si la calabaza está madura fíjate en el color, si está en su punto será naranja, más o menos pálida. En cuanto a la piel debe estar sin manchas, observa si su superficie está firme y lisa, por último, asegúrate de golpearla con los nudillos y que suene hueco.
3. Conservarla en un lugar húmedo y sin ventilación
Para que dure el mayor tiempo posible en perfecto estado, tendrás que guardar la calabaza entera en un lugar oscuro, fresco y seco como una despensa. Es muy importante que no la dejes dentro de una bolsa de plástico, ya que necesita un espacio aireado como una cesta. Si la has comprado cortada y troceada para comerla pronto, en la bandeja del súper envuelta en film aguantará varios días guardada en el frigorífico.
4. Pensar que es una hortaliza insípida
Más allá de lo que puedas creer, la calabaza es una hortaliza bastante sabrosa, que además dependiendo de su variedad, aporta diferentes matices y texturas, por supuesto influye también la forma de cocinado y los condimentos que utilices en las recetas. La butternut, por ejemplo, resulta muy sabrosa sin tener un dulzor excesivo, por su parte, la vasca tiene matices que recuerdan a la nuez, mientras que la moscada de la Provenza destaca por su sabor dulce, suave y algo afrutado.
5. Cocinar todas las variedades de la misma manera
Debido a su textura cremosa y sabor dulce, la butternut es una de las más versátiles a la hora de cocinar ya que admite prácticamente todo tipo de técnicas de cocinado. La moscada de la Provenza debido a su consistencia más espesa, es la que puedes añadir a guisos y estofados, ya que quedará en trozos enteros sin deshacerse. Con la calabaza vasca puedes hacer una crema añadiendo zanahorias, puerros, patata y aceite de oliva.
6. No aprovechar sus semillas
Una de las partes más valoradas de la calabaza deberían ser sus semillas, y es que están repletas de propiedades para nuestra salud. En lugar de tirarlas, lávalas bien, quítales los restos de pulpa y sécalas. Puedes hornearlas hasta que se sequen, o bien saltearlas con un poco de aceite de oliva y sal. Una vez peladas, te servirán para añadirlas a cremas, purés y ensaladas, o comerlas solas como las pipas de girasol.
7. Comerla siempre cocinada
¿Quién dice que no puede comerse la calabaza cruda? Añádela a tus ensaladas y sopas rallada, como las zanahorias. En zumo, mezclada con zanahorias, manzanas, un tallo de apio y unas hojas de espinacas tendrás una dosis extra de vitaminas en el desayuno, y si no, prueba a cortarla en láminas muy finas a modo de carpaccio y añade unos daditos deshechos de queso feta.
8. Cortarla en trozos demasiado grandes para la elaboración de cremas
Para hacer una buena crema lo mejor es cortarla en dados pequeños, y añadirlos a un sofrito de cebolla de manera que se cocinen bien y de manera uniforme a fuego lento. Añade el resto de ingredientes, deja cocinar unos 20 minutos y tritura. Presta atención al añadir el agua, de manera que simplemente cubra los ingredientes, si es que quieres una crema de calabaza y no una sopa aguada.
9. Hacer siempre las mismas recetas
Además de hacer una crema, puedes asar la calabaza para hacer un puré especiado y servirlo como guarnición de carnes y pescados, como en este bacalao confitado con calabaza. Igualmente esa calabaza asada puede formar parte de una tarta o un bizcocho como parte fundamental de la elaboración. Salteada con otras verduras de otoño como el boniato o unos champiñones, la calabaza puede ser el entrante perfecto para una cena ligera.
10. No congelarla
Si te has pasado comprando calabaza no te preocupes, puedes congelarla y conservarla durante más tiempo. Sólo tienes que pelarla, retirar las semillas y cortarla en dados pequeños. Un truco muy efectivo es separarla en bolsitas individuales racionadas previamente, así sólo tendrás que sacar la cantidad justa que necesites. Descubre todos los trucos para congelar calabaza.