Las tortillas , da un poco igual de qué las hagamos, siempre suelen salir bastante ricas. Más todavía si lo que elegimos son ingredientes que también están buenísimos por sí mismos como las alcachofas . Pero todavía podemos mejorarlas más si las incorporamos a un guiso. Esta manera de cocinar la tortilla es ideal como receta de aprovechamiento porque nos permite darle una nueva vida a las sobras de una elaboración previa . Pero también puede funcionar perfectamente si la hacemos a propósito para comerla de esta manera. Todo depende de los gustos de cada uno, está claro pero te animamos a que pruebes a hacerla de esta manera tradicional y gustosa. Una vez que tenemos la tortilla hecha, solo hay que preparar una base de guiso básica en la que no puede faltar un sofrito de cebolla y ajo junto a otras hortalizas como el pimiento. También tiene que llevar líquidos, en este caso agua y vino y especias y hierbas aromáticas como el perejil o el pimentón. Si vemos que el caldo queda demasiado líquido, podemos añadir una cucharada de harina que haga de espesante. Una vez tengamos la base del guiso listo, solo hay que darle un hervor, cortar la tortilla en pedazos más o menos grandes y añadirlos para que se cocine todo junto durante unos minutos. Consejos: Lleva un buen rato limpiar bien las alcachofas así que si quiere s evitar que se oxiden en el proceso , introdúcelas en un bol con agua y limón. No obstante, la oxidación de esta hortaliza casi no afecta al sabor mientras que al ponerlas en el limón sí que se puede notar cierto regusto ácido. Tu decides qué prefieres. No cuajes en exceso la tortilla pero evita que quede líquida del todo. En este caso, si no la vas a comer previamente a guisarla es preferible que quede un pelín seca pues luego, al introducirla en el guiso volverá a quedar jugosa.