Esta es una receta clásica de un guiso de mar y montaña a la que le hemos dado un toque moderno al servirla en forma de timbal. No tiene más misterio. Y es que muchas veces, currándonos una presentación un poco más actual podemos darle un giro inesperado a nuestros platos de siempre y sorprender así a nuestros invitados. En este caso, lo único que tienes que hacer es conseguir unos aros de repostería para darle forma y, si quieres, colocar con gracia unas hierbas aromáticas y unas almendras laminadas por encima. El resto se basa simplemente en hacer un guiso de los de siempre . Partimos, como debe ser, de un sofrito de cebolla y zanahoria al que le añadimos las cabezas de las gambas y luego las cocemos para hacer un buen caldo en el que más tarde coceremos las patatas junto con el pollo y las colas de las gambas previamente salteados junto con un poco de vino blanco y tomate frito. Este tipo de receta es muy sencilla de realizar, está al alcance incluso de los más novatos en la cocina. Para ellos avisamos: es mejor hacerlo todo a fuego medio-bajo y remover y tener siempre una cazuela que resista bien el calor. Si no estamos seguros, habrá que acercarse a la cocina e ir removiendo para evitar que se pegue al fondo y se arruine. Consejos: Cuando cortes las patatas realiza el corte solo hasta el medio o un poco más de cada trozo y chasca el resto. De esta manera, conseguimos que la patata suelte más almidón en el guiso y esté quede más denso y ligado que si hiciéramos los cortes completos. Si tienes más restos de pescado también puedes agregarlos a la primera elaboración para hacer un caldo más concentrado y completo y que el guiso tenga mucho más sabor a mar. Puedes cambiar la patata por batata si estamos en temporada y quieres darle un toque más dulce.