La tarta Sacher es uno de los clásicos de la repostería austriaca pero que ya se ha convertido en un pastel universal, porque se ha replicado en todo el mundo. Su origen está en Viena y le debe el nombre al repostero que la hizo por primera vez a principios del siglo XIX: Frank Sacher. Por cierto, que aún se puede degustar la tarta en el hotel del mismo nombre. Lo esencial es la cobertura de chocolate negro y el bizcocho interior trufado con una capa de mermelada de albaricoque , aunque hay variedades que la usan de frambuesa o mora. En la Sacher que hemos preparado en Cocina Fácil, primero hemos batido los dos azúcares con mantequilla y luego hemos añadido una a una las yemas de huevo. El bizcocho también lleva chocolate en su masa. Se funde y se mezcla con las yemas. Luego se une a las claras, batidas a punto de nieve. Consejos para una tarta Sacher perfecta Los huevos deben estar a temperatura ambiente antes de empezar a trabajar con ellos. Igual que la mantequilla. Funde el chocolate a fuego suave, al baño maría o en el microondas. Para que el acabado sea perfecto, si el bizcocho te queda muy abombado dale la vuelta y nivélalo. Estamos acostumbrados a las tartas Sacher grandes y vistosas, pero también puedes presentarlo en minitartas individuales, muy fáciles de preparar. Para montar las claras a punto de nieve, un truquillo es echarle una pizca de sal antes de empezar a batir. Y, sobre todo, que no quede nada de yema. Si lo haces manualmente, utiliza varillas para airear más.