El otoño es una estación que invita a quedarse en casa y cocinar platos tan ricos como este mientras fuera llueve a cántaros. Las castañas son sus protagonistas y es que, además de para hacer postres deliciosos, también podemos utilizarlas en multitud de platos salados. Hasta que las patatas no llegaron de América, y su consumo se extendió por todos los rincones de la península, las castañas cumplían su función. Eran uno de esos alimentos humildes al alcance de la inmensa mayoría, que servían para elaborar multitud de guisos nutritivos. En esta ocasión, hemos recurrido a ellas para hacer un pastel salado con hojaldre y cebolletas, un plato que resulta totalmente adictivo y que puede servirnos para una de esas cenas que reconfortan tanto después de un día largo y frío fuera de casa. La parte más larga de esta receta es la de pelar las castañas pero como las vamos a escaldar previamente, la tarea se va a simplificar bastante. Si quieres, puedes tenerlas ya cocinadas y peladas con antelación para que el momento de hacer el pastel sea más rápido. También necesitarás una lámina de hojaldre. Ni qué decir tiene que si lo haces en casa el plato ganará enteros pero ya te avisamos de que es mucho más laborioso. No obstante, al final de la receta tienes unos cuantos consejos para que puedas hacerlo de forma rápida y sencilla. Consejos ¿Tienes jengibre fresco en lugar de jengibre en polvo? Genial, utilizarlo fresco te va a dar mucho más aroma y sabor pero hay que tener cuidado porque puede ser demasiado potente. Pela y ralla aproximadamente medio centímetro de raíz. No necesitas más. Si te atreves a elaborar una masa de hojaldre en casa lo primero que debes hacer es conseguir una mantequilla sin sal de la mejor calidad. Tiene que estar fría. Colócala entre dos papeles de horno y golpea con el rodillo de cocina para ablandarla. Extiéndela con el rodillo hasta que tenga entre 1 y 2 centímetros de grosor. Refrigera. Mezcla la misma cantidad de harina de trigo y harina de fuerza previamente tamizadas, añade un poco de sal y agua hasta obtener una masa. Forma una bola y refrigera 1 hora. Extiende la masa y pon el centro la mantequilla, dobla la masa por encima y estira con el rodillo. Dobla y estira la masa hasta un mínimo de 6 veces siempre refrigerando la masa unos minutos cada dos doblados.