El solomillo de cerdo admite infinidad de preparaciones. Es más económico que el de ternera y puedes sacarle mucho partido. Siempre queda mejor cocinando la pieza entera para luego cortarla en rodajas y emplatarlo. Esta receta es muy fácil de preparar, solo tienes que dorar los solomillos enteros y después untarlos con una capa de mostaza de Dijon y rebozarlos con una capa de nachos trituraditos. Luego se hornea, así no incrementa el valor calórico que aportaría una fritura. Nuestro solomillo crujiente se acompaña de una ensalada de brotes de lechugas con una vinagreta bien emulsionada. De este modo tienes un delicioso y completo plato único. Pruébalo también con salsa roquefort , a la provenzal con piña o braseado al vino dulce . Consejos para un solomillo de cerdo crujiente perfecto: Antes del rebozado, dora unos minutos los solomillos enteros limpios y salpimentados, en una sartén con un poco de aceite. Luego déjalo enfriar antes de darle una capa de una buena mostaza de Dijon. Esta es de sabor más avinagrado que la mostaza antigua, de sabor más suave, que también te puede ir bien. La mostaza inglesa tiene un toque picante y la americana es de color amarillo intenso pero sabor suave. Para el rebozado trituramos los clásicos nachos, también conocidos como totopos, en trocitos diminutos. También puedes hacer lo mismo con maíz tostado, aunque los clásicos de bolsa suelen ser muy salados y tendrías que disminuir la sal de la carne. Con 20 minutos de horneado a 175º tienes suficiente. No sobrepases el tiempo o quedaría la carne demasiado seca. También puedes servir la carne con un bol de mostaza al lado, del mismo tipo con el que has hecho el primer rebozado, por si algún comensal quiere añadir un poco de salsa. Otra buena opción es preparar una salsa de frutos rojos.