Receta de tarta de queso crema y limón con base de galleta, el postre frío más fácil y sin horno

Una espectacular versión del cheesecake sin horno, añadiéndole todo el sabor del limón. Y lo convertimos en un postre ligero y refrescante que nada tiene que envidiar al original

Cristina Alvarez, directora de Cocina Fácil
Cristina Alvarez

Directora de Cocina Fácil y periodista especializada en gastronomía

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Cocina Fácil / RBA / Cristina Alvarez

Tarta fría de queso y limón
Cocina Fácil / RBA / Cristina Alvarez
8 personas
20 min

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Tipo Plato:

Postres

Precio:

€ €

Dificultad:

Una base crujiente de galleta triturada con mantequilla y un relleno cremoso a base de queso crema, nata y azúcar. ¿Te suena? Son, a grandes rasgos, los ingredientes que definen la tarta de queso sin horno.

Son los ingredientes básicos, porque a estos se les puede añadir otros para variar el sabor final de este postre facilísimo de hacer, en el que lo más complicado es tener la paciencia suficiente para que la gelatina haga su trabajo y dé cuerpo al relleno durante el reposo en la nevera. Y la verdad es que la espera puede hacerse larga, porque la tarta de queso sin horno es uno de los dulces más deliciosos del mundo.

Hoy, en Cocina Fácil queremos ir un paso más allá en el mundo de las tartas de queso sin horno. Y elaboramos una a la que añadimos un sabor distintivo que la transforma en una tarta fresca y refrescante, ideal para finalizar una comida contundente. Porque, gracias al ingrediente extra, esta tarta de queso se vuelve más ligera al paladar, menos pesada.

¿Y cuál es ese ingrediente mágico? El limón. Lo integramos en zumo y también en ralladura a la mezcla del relleno y luego lo utilizamos también para decorar la tarta: más ralladura y unas rodajas de limón en almíbar que te contamos luego cómo hacer.

Tarta fría de queso y limón
Cocina Fácil / RBA / Cristina Alvarez

Ingredientes paraReceta de tarta de queso crema y limón con base de galleta, el postre frío más fácil y sin horno

  • 200 gramos de galletas tipo digestive
  • 80 gramos de mantequilla
  • 175 gramos de azúcar
  • 200 mililitros de nata para montar
  • 300 gramos de queso crema
  • 125 mililitros de zumo de limón
  • La ralladura de 1 limón
  • 4 o 5 hojas de gelatina
  • 150 mililitros de leche

1. Prepara la base

Tritura las galletas y ponlas en un bol. Añade la mantequilla, previamente derretida al microondas, y remueve hasta conseguir una textura de arena mojada. Vierte esta mezcla en un molde desmontable y resérvalo en el congelador mientras preparas el relleno de la tarta.

2. Haz el relleno

En un cazo al fuego, vierte la nata para montar. Incorpora el azúcar y calienta hasta que el azúcar se haya disuelto. Pon la gelatina a remojo de agua fría, en un bol. Ahora, agrega la leche al cazo de la nata y añade también el queso crema. Cocina hasta que este se haya fundido e integrado por completo. Ahora es el momento de añadir el zumo y la ralladura de limón. Remueve y cocina un par de minutos más y retira del fuego.

3. Añade la gelatina

Fuera del fuego, incorpora a la crema de queso y limón la gelatina escurrida. Remueve para que se funda (verás que es cuestión de segundos) y deja entibiar la mezcla.

4. Rellena el molde

Retira el molde del congelador y vierte la crema del relleno sobre la galleta, con cuidado. Si se forman burbujas en la superficie de la tarta, elimímalas tocándolas con suavidad. Tapa la tarta con film transparente y resérvala en la nevera, al menos durante 6 horas.

5. Desmolda y decora

Pasado este tiempo, la tarta ya habrá cogido consistencia. Ahora ya la puedes desmoldar y decorar con un poco de ralladura de limón y unas rodajas de limón en almíbar.

El truco

Reserva un poco de ralladura de limón para decorar la tarta. Déjala a temperatura ambiente mientras la tarta se enfría, verás que se seca ligeramente y es aún mejor para decorar.

¿Cómo hacer limón en almíbar?

Es realmente muy sencillo, pues solo consiste en hervir las rodajas de limón en un almíbar denso, aproximadamente unos 20 minutos. Tras ese tiempo, las rodajas de limón siguen enteras pero ya han absorbido parte del almíbar, con lo que están ácidas y a la vez dulces.

La proporción de azúcar y agua para conseguir un almíbar espeso es esta: 250 gramos de azúcar por 225 mililitros de agua. Los ponemos en un cazo al fuego y los llevamos a ebullición. El almíbar estará listo cuando el azúcar se haya disuelto por completo y obtengas un líquido viscoso.

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