Pavo a la naranja con frutos secos

Paso 1

Precocina el pavo. Elige los muslos del pavo para realizar esta receta. Lávalos y sécalos bien con papel absorbente de cocina. Después, salpimiéntalos. Calienta una cazuela con un hilo de aceite y dora los muslos de pavo unos 5 minutos por cada lado para sellar su carne y que no pierdan el juego de su interior. A continuación, moja con el vasito de vino blanco y sube un poco el fuego para que en un par de minutos se vapore el alcohol. Retira del fuego y coloca los muslos, con el jugo de la cazuela, en una bandeja de horno previamente engrasada. Reserva.

Paso 2

Hornea los muslos. Pela, lava, seca y pica en juliana las cebollas. Disponlas en la bandeja con el pavo. Exprime dos naranjas y mezcla el zumoresultante con las dos cucharadas de miel, dos vasos de agua y la cucharadita de mostaza. Baña con esta mezcla los muslos de pavo. Introduce la fuente en el horno, precalentado a 180 ºC, y cocina entre 50 y 60 minutos. Recuerda ir mojando los muslos con sus jugos durante la cocción y darles la vuelta de vez en cuando para  que se hagan uniformemente. Cuando falten 20 minutos para finalizar la cocción, añade los  orejones, los dátiles y las almendras.

Paso 3

Prepara la naranja. Mientras se asan los muslos de pavo, prepara la naranja que lo acompañará en el plato. Lávala bien, frotando para eliminar las impurezas que pueda presentar la piel. A continuación, sécala y córtala en rodajas no muy gruesas que sean del mismo tamaño, más o menos. Dóralas en una sartén ligeramente engrasada durante 1 minuto por cada lado. Sirve los muslos de pavo bien calientes sobre las rodajas de naranja y acompañados de su salsa.

Paso 4

Frutos secos para cocinar. Los frutos secos son grandes aliados en la cocina para acompañar y dar sabor a todo tipo de platos. Si tienes que preparar con ellos un majado, recuerda no machacarlos demasiado para evitar que suelten su aceite y la preparación quede pastosa.

Paso 5

Eliminar la piel tras la cocción Aves como el pavo o el pollo suelen guisarse con la piel, que es la que acumula una   mayor cantidad de grasa. Sin embargo, ya cocinados, resulta muy fácil eliminarla porque se despega de la carne sin problema.