Esta es una mousse de chocolate bastante fácil, se hace con dos tipos de chocolate, negro y con leche que se funden y luego se combinan con nata montada. Es una de esas mousses que se hacen en tiempo récord . Pero parece un postre mucho más elaborado gracias a la decoración que hemos creado con hilos crujientes de chocolate blanco. La clave para que salgan bien es tener un bol con agua bien fría metido en la nevera y verter en él el chocolate fundido en un hilo. Obtendrás mejores resultados en cuanto a la forma del hilo crujiente, que es lo que más nos interesa, una buena estética, s i usas una manga pastelera y una boquilla fina . Si no tienes este instrumento hay alternativas, te las damos en los consejos finales. Al entrar en contacto con el agua helada, el chocolate blanco se solidificará y se crearán esas madejas tan bonitas que decoran nuestras copas. Ten cuidado de que salgan de un tamaño que pueda caber en las que tú hayas elegido. Puedes hacer los hilos también con chocolate negro pero el contraste de color entre la mousse y el adorno hace que quede más elegante. Remata tu presentación de lujo con una frambuesa, unas grosellas o una fresa cortada. Consejos: ¿Cómo hago el hilo crujiente si no tengo manga pastelera? En este caso la cosa se complica pero podemos conseguir unos resultados más o menos decentes usando una simple cuchara para dejar caer el chocolate fundido haciendo un hilo en el agua helada. Si no nos sale bien así, tenemos la alternativa de hacerlo en forma de teja. Ponemos el chocolate fundido dejándolo caer también en un hilo sobre una superficie plana de silicona y luego dejamos que se enfríe en la nevera.